¿Te sientes estancado? ¿Notas que te hace falta un cambio? La vida en ocasiones puede convertirse en una gran rutina, incluso a nivel espiritual. Es fácil acostumbrarse a hacer las cosas de una determinada manera, hasta perder con el tiempo la expectativa y el sentido de lo que hacemos.
Hay que tener la frescura
de los niños pequeños, en la que todo es una aventura, en la que todo es nuevo,
disfrutar las cosas del día a día como si fuese siempre la primera vez. ¿No te dan ganas de volver a experimentar esto
en tu día a día?
Me encanta el pasaje
que dice que Jesús nos abrió “un
camino nuevo y vivo” para acercarnos a Dios, para entrar en Su
Presencia (Hebreos
10:19–22). No es un camino viejo ni rutinario: es un camino vivo, nuevo,
que nos llena de sentido cada vez que caminamos a través de él. ¡Jesús mismo es
ese camino! (Juan
14:6).
Hay un camino nuevo
que te está esperando, una nueva forma de hacer las cosas. Que la frescura, la
expectación y la novedad envuelvan cada una de tus actividades, y que todo lo
que hagas, lo hagas como para el Señor (Colosenses
3:23):
cuando planchas la ropa, cuando vas en el transporte público, cuando trabajas
en un proyecto o cuando das de comer a tu bebé. ¡Dios está contigo en todas
esas actividades! Déjale que les dé un sentido nuevo para ti en este
día.
“Señor, ayúdame a
descubrir cada día el camino nuevo y vivo que me marcas, para que pueda caminar
por Él lleno de Ti, de Tu Presencia y de Tu Bendición. Quiero que cada cosa que
haga en la vida tenga sentido, y quiero que Tú estés en el centro de todo. ¡Te
amo, Señor! Gracias por las cosas que has preparado para mí, y por favor, no
pares de seguir obrando en mi corazón. En el Nombre de Jesús, ¡Amén!”