domingo, diciembre 16, 2007

Ayuno extraño

“¿Por qué hemos ayunado, y tú no lo ves? ¿Por qué nos hemos humillado, y tú no haces caso?”
He aquí, en el día de vuestro ayuno buscáis vuestra conveniencia y oprimís a todos vuestros trabajadores.
He aquí, ayunáis para contiendas y riñas, y para herir con un puño malvado.
No ayunéis como hoy, para que se oiga en lo alto vuestra voz.
Isaiás 58:3,4
Ayuna de palabras hirientes....y transmite palabras bondadosas.
Ayuna de descontento... y llènate de gratitud.
Ayuna de enojos... y llènate de mansedumbre y paciencia.
Ayuna de pesimismo.... y llènate de esperanzas y optimismo.
Ayuna de preocupaciones... llènate de confianza en Dios.
Ayuna de quejas... llènate de las cosas sencillas de la vida.
Ayuna de juicios a otros... y descubre a Jesùs que vive en ellos.
Ayuna de egoìsmos... y llènate de compasiòn.
Ayuna de palabras... y llenate de silencios para poder escuchar.
Si intentaramos esta forma de ayuno, nuestra realidad se irà inundando de paz......amor.....confianza....
Ayuno es una disciplina cristiana con dimenziones trascendentales. No es un ayuno extraño, es el verdadero ayuno.
Autor anónimo.

sábado, diciembre 15, 2007

Mañana

No os afanéis por el día de mañana,
porque el día de mañana traerá su afán.
Basta a cada día su propio mal.
Mateo 6:34.

Tú eres mi Dios.
En tu mano están mis tiempos.
Salmo 31:14-15.
«He aquí, mañana reina hoy en la tierra», dijo un poeta francés. Así es, la vida parece pertenecer a quienes hacen proyectos, son emprendedores y construyen el porvenir. Pero ¿qué dice la Biblia? En lo concerniente a la vida actual, denuncia a los que hacen proyectos y pretenden disponer del porvenir sin tener en cuenta a Dios (véase Isaías 56:12; Santiago 4:13-15). También acusa a quienes dicen: –como el mañana es incierto, gocemos del momento presente; aprovechémoslo, comamos y bebamos, porque mañana moriremos (1 Corintios 15:32). Pero la Escritura muestra que «mañana» no se detiene cuando llega la muerte: hay un más allá. Sólo Dios puede hablarnos de él. Nos advierte que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio (Hebreos 9:27). Pero Dios nos ofrece gratuitamente el medio de evitarlo y ser salvos por Jesucristo. Si colocamos nuestro porvenir en su mano, podemos estar tranquilos. Es cierto que a veces hace falta emprender proyectos, pero es necesario que lo hagamos sometiéndonos a Dios. Debemos construir nuestro presente y porvenir a la luz de la eternidad. Aprovechemos también el tiempo para leer en la Palabra de Dios lo que Él nos dice del futuro. Estudiemos sus profecías. Nuestra fe será fortalecida mediante la esperanza del retorno de Jesús, quien nos introducirá en el eterno presente del Dios de amor.

Ayer

Te acordarás de todo el camino por donde te ha traído el Señor tu Dios.
Deuteronomio 8:2.

Olvidando ciertamente lo que queda atrás,
y extendiéndome a lo que está delante,
prosigo a la meta,
al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
Filipenses 3:13-14.
¡Cuán importante es vivir hoy por la fe y recibir cada momento del día como un don de Dios, confiando en él! Entonces, ¿qué lugar tiene el pasado en el presente? El pasado puede ser un obstáculo para su vida presente si lo embellece demasiado y fomenta así una nostalgia que le paraliza. Nunca digas: ¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron mejores que estos? (Eclesiastés 7:10). Refugiarse en el pasado le impide hacer frente a su responsabilidad actual. Sin embargo, a veces necesitamos volver al pasado para juzgar nuestros hechos. Dios otorga su perdón a aquel que se acerca a él y le confiesa sus faltas. Si hemos recibido el perdón de Dios, no sería lógico atormentarnos por pecados pasados que ya hemos confesado al Señor, aun cuando debamos soportar ciertas consecuencias. Nuestro Dios es un Dios que perdona. También es útil recordar el pasado para evitar repetir los mismos errores. Se ha dicho que los verdaderos hombres de progreso son quienes tienen un gran respeto por el pasado. Acordémonos de aquellos que nos dieron el ejemplo de una vida de fe con el Señor, y también de todo lo que él hizo por nosotros, sus consuelos, sus liberaciones y respuestas a nuestras oraciones. Entonces podremos vivir intensamente cada día, esperando Su retorno.

Hoy

Zaqueo, date prisa…
porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.
Lucas 19:5.

Exhortaos los unos a los otros cada día,
entre tanto que se dice: Hoy.
Hebreos 3:13.
Ayer, hoy, mañana: nuestra vida está estructurada en base al tiempo. Pero el presente es el único momento en que vivimos verdaderamente y que debemos utilizar según la voluntad de Dios. No podemos cambiar el pasado, y el mañana no nos pertenece. Hoy, y no mañana, debo acercarme al Señor Jesús para escuchar su Palabra. Hoy, y no mañana, debo reconocer mis pecados y confiar en el Dios Salvador. Jesucristo es el amo del tiempo y de la historia. Él es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos (Hebreos 13:8). Su amor no cambia. Aquel que ha aceptado a Jesús como su Salvador personal puede decir: ayer dio su vida para que mis pecados fuesen perdonados. Hoy me socorre y me conduce, porque es mi pastor. Mañana vendrá a buscarme para llevarme junto a él. Un creyente escribió: «Este día es un don de Dios para ti. Si andas como a él le agrada, puedes contar con su protección. En este día Dios te confía una misión. Empieza tu jornada estando disponible para él. Es probable que alguien necesite que le eches una mano. ¿A quién vas a ayudar mediante una carta o unas palabras? Permanece junto a Jesús para que el tentador no llegue por sorpresa y te prive de las bendiciones que hoy Dios tiene reservadas para ti».

Hoy escudriña ¡oh Dios! mi corazón,
en lo secreto tu mirada pon;
todo lo malo quita en tu bondad,
concédeme hacer tu voluntad.

miércoles, noviembre 21, 2007

La obra de Dios

Porque nosotros somos colaboradores
de Dios, y vosotros sois labranza
de Dios, edificio de Dios.
1-Corintios 3: 9
Respondió Jesús y les dijo:
Esta es la obra de Dios,
que creáis en el que Él ha enviado.
Juan 6: 29
No son personas extraordinarias las que hacen la obra de Dios, sino personas comunes que están comprometidas con Él. Muchos le dirán al Señor: "No tengo dones ni cualidades especiales; casi siempre fracaso en lo que hago; ¿cómo va a usar a alguien como yo?". El gran rey Salomón al saberse incapaz de poder gobernar a su pueblo le pidió al Señor que le diera sabiduría, y Dios se la concedió (2-Crónicas 1:7-12). El profeta Jeremías se excusaba delante de su Creador diciendo que él era muy niño para ser usado por Él, pero el Señor le dijo que no temiera y que se sometiera a Su voluntad (Jeremías 1:6-8). Y como todos sabemos, Dios escogió a una muchacha judía para ser la madre del cuerpo de Su Hijo Jesucristo, y a un carpintero para ser su padrastro. Esa es la forma en que Dios trabaja Su Obra. Como en tiempos pasados, el Señor sigue usando personas ordinarias como tú y como yo. Si trabajas como empleado en una oficina, Dios quiere que seas luz para los que viven en tinieblas. Si eres dueña de casa, puedes guiar a tus hijos a los pies de Jesucristo. Si vives a solas y con poco contacto con la gente, puedes orar por la salvación de almas. Si no sabes qué hacer, busca fervientemente la voluntad del Señor por medio de la oración. Si te preguntas, ¿Quiere Dios realmente usarme?, la respuesta va a ser obvia, "Por supuesto".

viernes, noviembre 16, 2007

El Señor se reune con los suyos

Donde están dos o tres congregados en mi nombre,
allí estoy yo en medio de ellos.
Mateo 18:20.
El evangelio de Juan relata que el domingo de su resurrección, el Señor se presentó en Jerusalén en medio de sus discípulos, quienes se hallaban en el aposento alto, cuyas puertas estaban cerradas, y les dijo: Paz a vosotros (Juan 20:19-23). Luego, el Señor Jesús se reunió con sus discípulos en Galilea, provincia despreciada por los letrados y poderosos de la época. Así él, el Mesías rechazado, crucificado y resucitado, rompió con el sistema judío y pasó a ser el centro de la reunión de los creyentes. Los once discípulos acudieron a la cita y recibieron una nueva misión y al mismo tiempo la promesa del Señor: He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo (Mateo 28:20). Hoy en día, el Señor sigue reuniendo a los suyos y para ello no necesita una religión basada en mandamientos, ritos y reglas. Su persona y su obra tienen un atractivo más que suficiente para cautivar y fomentar los afectos y pensamientos por las cosas celestiales. De ellos sólo espera que lo amen. Y ese amor se expresa individualmente a través de una vida que le sea verdaderamente entregada. Él es la fuente del amor entre los hermanos en Cristo, pero también es el motivo que los reúne con gozo alrededor suyo para escucharle, orarle, alabarle y adorarle.

Hijo eternal, de Dios imagen pura,
sublime amor del seno paternal;
Señor Jesús, el cielo a ti se postra.
¡Loor a tu nombre! nombre sin igual.

Dar un sentido a la vida

Que sean ricos en buenas obras,
dadivosos,
generosos;
atesorando para sí buen fundamento para lo por venir,
que echen mano de la vida eterna.
1 Timoteo 6:18-19.
En pleno centro de una ciudad de la Edad Media se había empezado una gran obra de construcción: se iba a edificar una catedral. Intrigado, un transeúnte que no estaba informado sobre la obra en cuestión hizo la misma pregunta a tres obreros, cada uno de los cuales estaba tallando una piedra: –¿Qué haces?, le preguntó al primero: –¡Lo que ves! Estoy tallando una piedra. A esta pregunta el segundo respondió: –Trabajo para alimentar a mi familia. Pero el tercero declaró orgullosamente: –Construyo una catedral. Por lo que me concierne, ¿cuál es el sentido de lo que hago? ¿Es mi vida una sucesión de días que encadeno uno tras otro en busca de satisfacciones materiales? ¿está mi perspectiva limitada a sustentar a mi familia, con la esperanza de evitarle graves problemas e insuperables dificultades? ¿O entra mi vida en el plan de Dios? Ninguno de nosotros es el producto de una ciega casualidad. El Dios que ordenó minuciosamente la creación, poniendo en relación unos seres con otros, tanto los astros como los átomos, tiene un plan para cada una de nuestras vidas. ¿Responde la suya al plan divino? Para saberlo, ante todo es necesario entrar en relación con Dios. Podemos hacerlo por medio de Jesucristo, quien nos mostrará el sentido de nuestra vida, pues él desea que se desarrolle según su plan divino.

En Cristo

En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre,
y vosotros en mí, y yo en vosotros.
Juan 14:20.

El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo… nos bendijo… en Cristo…
Nos escogió en él antes de la fundación del mundo.
Efesios 1:3-4.
Antes de dejar a sus discípulos, el Señor Jesús les anunció la inminente venida del Espíritu Santo. Éste, pues, inspiró a los autores de las epístolas a escribir lo que Jesús les había anunciado cuando ellos todavía no podían captar su sentido (Juan 16:12). Dios nos bendijo en Cristo, nos escogió en él. No sólo perdonó nuestros delitos y nos justificó, sino que también nos hizo aceptos en el Amado (Efesios 1:6). En Levítico 1 a 7, el sacrificio por el pecado tenía como finalidad el ser perdonado. El sacrificio de prosperidad o de paz conducía a la comunión con Dios. El israelita ofrecía el holocausto, sacrificio enteramente para Dios, no con el fin de ser perdonado, sino para ser acepto (Levítico 1:3, V.M.). Si alguno está en Cristo, es una nueva criatura (o creación)… todo se ha hecho nuevo. Y todas las cosas son de Dios (2 Corintios 5:17-18, V.M.) Ello conduce a la conclusión de Romanos 8:1: Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús. En Juan 15 el Señor mismo considera el lado práctico: El que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto (Juan 15:5). También hay otra bendición para el creyente: al final de su vida, duerme en Cristo (1 Corintios 15:18).

El poder de la Palabra de Dios

Así será mi palabra que sale de mi boca;
no volverá a mí vacía,
sino que hará lo que yo quiero,
y será prosperada en aquello para que la envié.
Isaías 55:11.
La Palabra de Dios es la imperecedera simiente que germina en el corazón y da fruto para Dios bajo el efecto del Espíritu Santo. A veces tarda mucho en brotar, pero justamente en esto muestra que su poder no mengua. Una joven indecisa en cuanto a su fe se hallaba frente a la ventana cuando se desató una tormenta. Un poderoso rayo iluminó el paisaje. Entonces ella recordó el versículo: Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre (Mateo 24:27). Esto tocó su conciencia. Empezó a reflexionar y se entregó con fe al Señor. El siguiente ejemplo también muestra qué medios puede utilizar Dios: mientras un campesino daba de comer a su ganado, un buey le lamió el brazo, lo que le hizo pensar en el versículo 3 de Isaías 1: El buey conoce a su dueño… Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento. Esto le produjo una intranquilidad que no cesó hasta que halló la paz por medio de la fe en Jesucristo. Otro hombre que se hallaba lejos de Dios llegó a la fe de la siguiente manera: Estaba cortando madera en el bosque. En el momento de levantar el hacha, el siguiente versículo habló a su conciencia: También el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego (Mateo 3:10). Estas palabras tocaron su corazón y lo llevaron a Cristo, su Salvador. ¿Qué versículo recuerda el lector?

martes, noviembre 06, 2007

El Dios creador

Soberano Señor,
tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra,
el mar y todo lo que en ellos hay.
Hechos 4:24.

Mirad a mí,
y sed salvos…
porque yo soy Dios,
y no hay más.
Isaías 45:22.
Sea que los científicos se inclinen sobre sus microscopios para examinar lo infinitamente pequeño, o miren por sus gigantescos telescopios para estudiar los astros, es lógico que siempre se asombren. Como quieren conocer el origen de esas maravillas no se cansan de buscar y formular hipótesis. Solamente la Palabra de Dios da la clave del misterio: Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos (Salmo 19:1). Tuyos son los cielos, tuya también la tierra; el mundo y su plenitud, tú lo fundaste (Salmo 89:11). El Señor con sabiduría fundó la tierra; afirmó los cielos con inteligencia (Proverbios 3:19). ¿Por qué los hombres no quieren reconocer en la creación la obra del Creador? Algunos pretenden creer que el universo fue formado por una gigantesca explosión (el big bang) o por un proceso químico o biológico, o simplemente por casualidad. Así, al creer que se trata simplemente de una fuerza invisible y desconocida, no sienten ninguna responsabilidad. Pero Dios no acepta estos razonamientos de incrédulos y declara que los hombres no tienen excusa, porque no quieren reconocer lo que de Dios se conoce en la creación, es decir, su poder y su sabiduría divina (Romanos 1:19-20). Pero Dios también se manifiesta como el Dios Salvador, porque cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia (Tito 3:4-5).

Mirar hacia arriba

Lucas 12:48
e espera mucho de aquellos a los que mucho se les da, ya que su responsabilidad es mayor.
Cuando estaba en secundaria, me importaba mucho lo que mis amigos pensaran de mí. Durante esos años crecí más que el resto de mis compañeros. Ser tan alto me hacía sentir incómodo. Para mantener la atención lejos de mí y de mi altura inusual, me uní al grupo que se burlaba de otros niños. Ser uno de los chistosos de la clase ayudó a asegurarme de que los chistes se dirigieran hacia otros y no hacia mí. Yo hacía todo tipo de bromas que herían, y a veces dañaban a los otros. Una vez, antes de la clase de gimnasia, mis amigos y yo pusimos pomada para curar torceduras en los pantalones cortos de gimnasia de uno de los niños del equipo de baloncesto. No solamente lo humillamos, sino que también tuvo que ir a la enfermería. Pensé que iba a ser chistoso, pero nadie lo consideró así, y menos mi padre. Mis padres no siempre pensaban que mi comportamiento era chistoso. Me recordaban la Regla de Oro: tratar a otros como me gustaría que me trataran. Muchas veces me regañaban por la manera en que trataba a los demás. Lo que yo hacía era herir a otros niños y al mismo tiempo dañaba mi reputación como alguien a quien debería respetarse. Mis amigos me veían arriba porque yo era alto, pero ¿qué veían? Mis padres querían que yo fuera un líder y un buen ejemplo para los otros: un ser humano decente. Me enseñaron a proponerme metas y a ser el mejor en todo lo que hiciera. En las lecciones que me daba mi padre, me decía una vez y otra vez que fuera el líder que merecía ser: que fuera un hombre grande de corazón y acciones, así como mi cuerpo. Tenía que preguntarme si era o no importante ser el tipo de líder y persona que mi padre creía que yo era. Sabía en mi corazón que él tenía razón. Así que traté de seguir sus consejos lo mejor que pude. Cuando me concentré en ser el mejor en baloncesto y me volví el mejor en el juego, me hice el propósito de ser un buen ejemplo. A veces tengo que detenerme y pensar antes de actuar; ocasionalmente cometo errores: todos somos humanos. Pero continuó buscando oportunidades donde pueda hacer una diferencia y poner un buen ejemplo, como me lo aconsejó mi padre. Ahora se los dejó a ustedes. "Sé un líder, Shaq, no un seguidor. Ya que la gente tiene que mirarte hacia arriba, dales una buena razón para hacerlo". Shaquille O'Neal, Estrella Baloncesto NBA, www.renuevodeplenitud.net

Entregados

Tampoco presentéis (o entreguéis)
vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad,
sino presentaos (entregaos) vosotros mismos a Dios como (hechos)
vivos de entre los muertos.
Romanos 6:13.
Estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, pero Dios nos dio vida juntamente con Cristo (Efesios 2:1, 5, 13). Al estar vivos, resucitados con él, somos exhortados a poner a disposición del Señor lo que le pertenece: No sois vuestros porque habéis sido comprados por precio (1 Corintios 6:19-20). Romanos 12:1-2 sigue el mismo pensamiento: Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. Nosotros, conscientes del amor divino que tanto ha hecho por nosotros y del cual nada puede separarnos (8:38-39), somos llamados a presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo. No a ofrecernos a Dios para atraer su gracia u obtener méritos, sino porque él nos amó hasta el extremo de dar a su Hijo, quien a su vez nos amó hasta la muerte. Ello forma parte de nuestro culto racional (o servicio inteligente, según otras versiones). Como consecuencia, se trata de no «amoldarnos» a los hábitos del mundo que nos rodea; como dice la Escritura, a no conformarnos a este siglo (Romanos 12:2). Transformados por medio de la renovación de nuestro entendimiento, de nuestros pensamientos más íntimos, somos «hechos diferentes» de lo que éramos antes. Entonces podemos discernir y hacer la voluntad de Dios.

jueves, octubre 25, 2007

Libertados, liberados

Si el Hijo os libertare,
seréis verdaderamente libres.
Juan 8:36.
Dios da gratuitamente la libertad a todos los que confían en Jesucristo. Esto es el Evangelio. Ser salvos por Jesús es ser liberados, liberados de todo cuanto nos esclaviza. Romanos 6:14 afirma: El pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. Eso no quiere decir que el creyente no volverá a pecar, sino que está libre del poder del pecado. Erais esclavos del pecado… y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia (v. 17-18). ¿Cómo es posible? Romanos 8:2 nos da la respuesta: La ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte7:21– no a la ley de Moisés, sino a un principio que obra siempre en el mismo sentido, como la ley de la gravedad). Esta liberación nos es dada por pura gracia y debemos apropiárnosla por la fe. Entonces, ¿cuáles son mis recursos? –No tratar de mejorarme a mí mismo sino aceptar de una vez para siempre lo que la Biblia explica y que confirma mi experiencia, a saber, que mi naturaleza es intrínsecamente mala. Un fruto malo es suficiente para comprobar que el árbol es malo (Romanos 7:18); – Entender que no puedo, por mis propias fuerzas, dominar todos mis impulsos tendientes al mal (Romanos 7:19); (aquí la ley se refiere –como en el capítulo – Aceptar por la fe que únicamente la muerte de Cristo me ha liberado del pecado que mora en mí (Romanos 7:20) y –Vivir con la ayuda del Espíritu Santo para hacer lo que agrada a Dios.

El reloj inútil

Servid al Señor con alegría.
Salmo 100:2.

Marcos… me es útil para el ministerio.
2 Timoteo 4:11.
Un revendedor me vendió por un precio ridículo un magnífico reloj de chimenea que daba un hermoso aspecto a mi sala. Por desdicha, el reloj tenía un grave defecto: indicaba la hora sólo dos veces por día, es decir, no funcionaba. Por más que se le diera cuerda, o lo sacudiera, el balancín permanecía inmóvil. Era magnífico pero inútil. En este mundo hay muchas personas que se parecen a este reloj, pues no cumplen con la función para la cual el Creador las destinó. ¿Para qué nos creó Dios? Para hacer su voluntad. ¿Y cuál es la voluntad de Dios? Que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad (1 Timoteo 2:4). Cierta vez los judíos le preguntaron a Jesús: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado (Juan 6:28-2). Si no hacemos la voluntad de Dios, malogramos la meta de nuestra existencia; y por más hermosa que sea nuestra apariencia, somos como ese reloj: inútiles. Además, somos desobedientes, porque Dios ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan (Hechos 17:3). Arrepentimiento y fe son las llaves que nos harán funcionar para ser útiles a nuestro Creador, el divino relojero. Entonces él nos mostrará lo que espera de nosotros día a día. Tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia (Hebreos 12:2).

Jesús, dador y don al mismo tiempo

Respondió Jesús (a la samaritana) y le dijo:
Si conocieras el don de Dios,
y quién es el que te dice:
Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.
Juan 4:10.

El que bebiere del agua que yo le daré,
no tendrá sed jamás.
Juan 4:14.
Notemos que cuando Jesús habla con la mujer samaritana junto al pozo de Sicar, de entrada, el Señor coloca la conversación en un plano más elevado que las necesidades materiales momentáneas. Progresivamente Jesús habló de las necesidades del alma, más importantes que las del cuerpo. ¿Qué le reveló en primer lugar? Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber…. Sí, Dios es un Dios dador. La idea, por desdicha tan difundida, de que él es exigente y nos niega lo que nos parece bueno es errónea. Desvirtúa gravemente nuestro conocimiento de Dios. Conocer el don de Dios es conocer a Jesús, a quien Dios nos dio. Con él descubrimos una nueva libertad para invocarle. La samaritana comprendió que este extranjero era quizá un gran personaje, por eso prosiguió con sus preguntas. El Señor aprovechó esta oportunidad para hacer una declaración que puede ser aplicada en muchas situaciones: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed. El agua del pozo sólo apaga la sed por cierto tiempo. Ella es la imagen de lo que podemos hallar en este mundo para responder a lo que esperamos, sea en el plano físico, afectivo o psíquico. Pero el agua de vida que Jesús da es su gracia y su salvación. ¡Y es gratuita para todo aquel que la quiere!

La Biblia no es simple

La exposición de Tus Palabras alumbra;
Hace entender a los simples.
Salmos 119:130
Un día en que Sabrina, esposa de un pastor evangélico, fue al dentista, en la sala de espera se puso a conversar con Eliana, que era profesora de Astronomía. Cuando Eliana supo que hablaba con la señora de un pastor, le dijo: "Cuando yo era joven asistía a la iglesia con mi familia, incluso durante mis primeros años de casada, pero ahora no voy casi nunca debido a mis múltiples actividades. Como usted sabe la Biblia es bastante simple, ya que lo único que una persona debe hacer es llevarse bien con el prójimo y no meterse en problemas". Como respuesta Sabrina le dijo: "¡Qué interesante!, a mí me pasa lo mismo con la astronomía, la cual para mí se reduce solo a un montón de estrellas." Eliana entendió lo que quiso decir Sabrina y no dijo nada. Aunque los niños pueden comprender las verdades básicas de la Biblia, no quiere decir que se trate de un Libro simple. Cualquiera que se moleste en estudiar las Escrituras las va a encontrar tan infinitas como el cosmos. Podemos volver al mismo Texto incontables veces y aún hallar algo diferente en él. Nadie ha dominado jamás las Escrituras, con la excepción obvia de nuestro Señor Jesucristo, Creador de todas las cosas.La Biblia es una fuente que sacia la sed y el hambre, que transforma vidas, que da dirección, que da vida a los muertos que viven a nuestro alrededor (muertos espirituales), y que nos revela nuestra condición pecaminosa ante un Dios Santo. Aquellas personas que dedican tiempo para aprender las verdades de la Biblia y las practican, jamás serán las mismas.

martes, octubre 16, 2007

Es bueno el dolor

De modo que los que padecen
según la volundad de Dios,
encomienden sus almas al
fiel Creador, y hagan el bien.
1-Pedro 4:19
Mas el Dios de toda gracia,
que nos llamó a Su gloria
eterna en Jesucristo, después
que hayáis padecido un poco
de tiempo, Él mismo os perfeccione,
afirme, fortalezca y establezca.
1-Pedro 5:10
Cuando Alexander Whyte, un predicador escocés, era muchacho, tuvo un accidente en una máquina trilladora y se lastimó uno de sus brazos. Él no quiso ir a un hospital, porque sabía que de seguro le amputarían el brazo, así que prefirió que una vecina lo atendiera en la casa. Cada vez que el joven se quejaba por el sufrimiento, ella simplemente le decía: "Es bueno el dolor. Es bueno el dolor." Ella sabía que era el primer paso hacia la recuperación. Años después, un día cuando Alexander predicaba notó que la gente se quejaba porque sus palabras herían sus consciencias en lo más profundo, entonces él les dijo: "Es bueno el dolor. Es bueno el dolor." Whyte sabía que la convicción de pecado era necesaria para su curación espiritual. El dolor puede ser una disciplina del Señor por desobediencia a Su Palabra. Pero a veces, cuando sufrimos algún dolor, interpretamos equivocadamente el propósito de Dios en ello. Mientras examinamos nuestras vidas en actitud de oración para detectar la desobediencia debemos considerar otra posible razón para nuestra aflicción. El dolor podría ser una limpieza de parte de Dios de nuestras ya fructíferas vidas para hacernos más productivos espiritualmente. El Señor desea que llevemos "mucho fruto" de manera que lo glorifiquemos. Si estás pasando por una época difícil, el propósito de Dios puede ser hacerte más fructífero espiritualmente.

Un Solo Cuerpo

Siendo uno solo el pan,
nosotros,
con ser muchos,
somos un cuerpo.
1 Corintios 10:17.
Cada primer día de la semana los redimidos pueden congregarse para hablar del amor de Dios y manifestar, al estar juntos alrededor de la mesa del Señor, la verdad de que son un cuerpo. El día de Pentecostés, mencionado en los Hechos de los Apóstoles 2:1-4, Dios llamó a la existencia a este cuerpo al derramar el Espíritu Santo sobre los creyentes; así produjo una maravillosa unidad entre ellos y su Señor. Cristo es la cabeza de este cuerpo, y nosotros, los redimidos, somos sus miembros. Nada ni nadie podrá quebrantar esa unidad. Todos sabemos que hoy en día la unidad de los hijos de Dios ya no es humanamente visible, esto por la dispersión tanto geográfica como eclesiástica de los creyentes. Pero cuando estamos reunidos alrededor de la mesa del Señor y vemos este solo pan ante nosotros, por algunos momentos podemos, a pesar de las tristes diferencias y divisiones entre los creyentes, pensar en los inalterables designios divinos y regocijarnos por ellos. El Espíritu de Dios llama a este plan el misterio de Cristo, un misterio que no conocieron los creyentes del Antiguo Testamento (Efesios 3:4 y 9), pero que a nosotros nos fue revelado. En él se incluyen todos los redimidos de la era de la gracia y juntos forman la Iglesia del Dios viviente. Es un privilegio dar un visible testimonio de la unidad del cuerpo congregándose de la manera en que la Escritura nos enseña en las epístolas del apóstol Pablo. Que el Señor nos ayude a perseverar en la manifestación de esta verdad hasta que él venga1 Corintios 11:26). (

lunes, octubre 01, 2007

¿Le gusta el agua salada?

Me dejaron a mí, fuente de agua viva.
Jeremías 2:13.

Si conocieras el don de Dios,
y quién es el que te dice: Dame de beber;
tú le pedirías, y él te daría agua viva.
Juan 4:10.

Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
Juan 7:37.
En cierta época, el agua corriente de la ciudad de Oran (Argelia) contenía bastante sal. Por eso algunos vendedores ambulantes vendían en recipientes agua dulce; pero finalmente la gente se acostumbró al agua salada. ¡Incluso la usaban para hacer el café! Esto ocurrió hasta el 27 de julio de 1952. A partir de ese día la ciudad fue alimentada con agua dulce. Para festejar el acontecimiento, muchos se reunieron para beber su café con agua dulce. Sin embargo, ¿sabe lo que sucedió después? Algunos ciudadanos, por costumbre, siguieron haciendo su café con agua salada. El agua dulce les parecía… ¡demasiado dulce, y no podían acostumbrarse a ella! Hagamos una pequeña aplicación espiritual de ese hecho. El agua salada nos trae a la memoria el gusto salobre de todo lo que el mundo ofrece y a lo que el hombre se acostumbra. El agua dulce nos hace pensar en aquella que salta para vida eterna, la que Jesucristo nos ofrece. Por eso, si descubrimos que él da la respuesta a nuestras preguntas, que nos colma con su gozo, paz, consuelo, fuerza, y responde a nuestras necesidades más profundas, ¿volveríamos a las fuentes que no apagan la sed? ¡Sería realmente insensato! ¡Saquemos de la Biblia el agua viva! Leyéndola, jamás volveremos a tener sed (Juan 4:14).

miércoles, septiembre 26, 2007

Y tú, tienes tiempo?

Mas si desde allí buscares
a Jehová tu Dios, lo hallarás,
si lo buscares de todo corazón
y de toda tu alma.
Deuteronomio 4:29
Mientras te levantabas esta mañana, Yo te observaba. Esperaba que me hablaras, aunque fuesen unas cuantas palabras, preguntando Mi opinión acerca de algún tema o agradeciéndome por algo bueno que te hubiese sucedido el día de ayer, pero noté que estabas muy ocupado... buscando la ropa adecuada que te ibas a poner para ir al trabajo. Seguía esperando mientras corrías por la casa arreglándote, creí que encontrarías unos cuantos minutos para detenerte y decirme "ALGO"... pero estabas demasiado ocupado... para ver si por fin me percibías, encendí el cielo para ti, lo llene de colores y dulces cantos de pájaros... pero ni siquiera te diste cuenta de ello. Te miré mientras ibas rumbo al trabajo y esperé pacientemente todo el día. Con tantas actividades supongo que... estabas muy ocupado para decirme algo. De regreso, vi tu cansancio, quise rociarte para que el agua se llevara tu estrés. Pensé que agradándote, te acordarías de Mi. Sin embargo, enfurecido ofendiste Mi Nombre. Deseaba tanto que me hablaras... aun quedaba bastante tiempo. Después encendiste el televisor. Espere pacientemente mientras veías tu programa favorito, luego cenaste y nuevamente te olvidaste de hablar Conmigo. Te noté cansado, entendí tu silencio y apagué el resplandor del cielo pero no te dejé a oscuras. Lo cambié por un lucero... en verdad fue hermoso, pero no estuviste interesado en verlo. A la hora de dormir creo que ya estabas agotado. Dijiste buenas noches a tu familia, caminaste hacia tu cama y casi de inmediato te dormiste. Acompañé con música tus sueños, mis animales nocturnos se lucieron. No hay problema... porque quizás no te das cuenta que siempre estoy ahí para ti. Tengo mas paciencia de la que te imaginas. Quisiera enseñártela para que puedas tenerla con los demás. Te amo tanto que espero todos los días por una oración y el paisaje que diseño cada amanecer es para ti. Bueno... te estas levantando de nuevo y no me queda otra cosa que entregarte todo el amor que siento por ti y continuar esperando que al menos el día de hoy me dediques solo... un poco de tiempo.

martes, septiembre 25, 2007

Una prueba suficiente

Vé pronto por las plazas y las calles de la ciudad,
y trae acá a los pobres,
los mancos,
los cojos y los ciegos…
Vé por los caminos y por los vallados…
para que se llene mi casa.
Lucas 14:21, 23.

Los sanos no tienen necesidad de médico…
No he venido a llamar a justos,
sino pecadores. Marcos 2:17.
Cierta vez, el doctor Barnard, fundador de numerosos orfanatos en Inglaterra, fue abordado en la calle por un chico de aspecto miserable, vestido de harapos, quien le dijo: –Señor, quisiera entrar en una de sus casas: – Pero, hijo mío, no te conozco, le dijo el doctor, ¿quién eres? ¿Conoces a alguien que pueda recomendarte? –Por favor, señor, suplicó el niño, mostrándole sus harapos, pensaba que «esto» sería una prueba más que suficiente. Conmovido, el doctor Barnard tomó la mano del chico y lo inscribió en uno de sus orfanatos. ¿Quiénes entrarán en la casa del Padre, en la eterna presencia de Dios? Aquellos que desde el fondo de su miseria apelan a su gracia, los que saben que están perdidos, que son culpables ante Dios. En la parábola de Lucas 15, el padre da el mejor vestido de fiesta al hijo arrepentido que vuelve a casa, y no a su hermano. Sólo hay una condición previa a la salvación: haber comprendido que uno está perdido. ¿Por qué estoy perdido? Porque he vivido sin tener en cuenta a Dios y le he ofendido, así que no soy digno de su presencia. Él simplemente me pide que reconozca esto, pues es la única prueba que me identifica ante él para obtener su perdón.

Nunca más !!

-Nunca Más confesaré que No puedo porque todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Filipenses 4:13)
-Nunca Más confesaré pobreza, porque mi Dios suplirá todo lo que me falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Filipenses 4:19)

-Nunca Más confesaré temor, porque Dios no me ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio (2 Timoteo 1:7)

-Nunca Más confesaré duda y falta de fe, porque Dios ha dado ha todas sus criaturas la medida de fe (Romanos 12:3)

-Nunca Más confesaré debilidad, porque Dios es la fortaleza de mi vida (Salmos 27:1) y el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará (Daniel 11: 32)

-Nunca Más confesaré que el enemigo gobierna mi vida, porque mayor es el que esta en vosotros, que el que esta en el mundo (1 de Juan 4:4).

-Nunca Más confesaré derrota, Dios siempre me lleva en triunfo en Cristo Jesús (2 Corintios 2:14)

-Nunca Más confesaré falta de entendimiento, porque Dios ha hecho también que Cristo sea nuestra sabiduria (1 Corintios 1:30)

-Nunca Más confesaré enfermedad porque por su llaga fui curado (Isaias 53:5) y Jesús mismo tomó mis enfermedades y llevó mis dolencias (Mateo 8:7).

-Nunca Más confesaré pesares y frustraciones, porque estoy echando toda mi ansiedad sobre el, porque el tiene cuidado de mí (1 Pedro 5:7). Con Cristo, estoy libre de preocupaciones.

-Nunca Más confesaré esclavitud, porque el Señor es el Espíritu y donde está el Espíritu del Señor ahí hay libertad (2 Corintios 3:17) Mi cuerpo es el templo del Espíritu Santo

-Nunca Más confesaré condenación, porque no existe la condenación para aquellos que están en Cristo (Romanos 8:1) Yo estoy en Cristo, por lo tanto estoy libre de condenación.

¿Sabría usted contestar?

¿Cómo se justificará el hombre con Dios?
Job 9:2.
El hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.
Romanos 3:28.
Vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Gálatas 2:20.
En el curso de una velada donde se encontraron jóvenes agregados diplomáticos, uno de ellos, un judío se vanaglorió de poder improvisar un discurso sobre cualquier tema. Era un muchacho inteligente, culto y con facilidad de expresión. Como esperaba una propuesta, de pie cerca de su silla, uno de sus colegas aceptó el desafío y le dijo: –Pues bien, responda a una pregunta formulada en uno de sus libros santos: “¿Cómo se justificará el hombre con Dios?”. De repente el joven diplomático perdió su hermosa seguridad y se declaró incapaz de responder. En efecto, era completamente ignorante acerca de las verdades divinas y eternas. Esperamos que luego haya buscado y descubierto la respuesta en la Biblia, que es donde se halla. Ésta empieza por explicarnos claramente que nadie puede justificarse ante Dios por las buenas obras que realice (Romanos 3:20). Luego nos enseña que podemos ser justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús (Romanos 3:24), por medio de su sangre derramada en la cruz. Finalmente declara que justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo (Romanos 5:1). Dios, quien reconoce el valor infinito del precio pagado, justifica gratuitamente al pecador y le da la paz.

Una conversión radical

Jesús… dijo: De cierto os digo,
que si no os volvéis y os hacéis como niños,
no entraréis en el reino de los cielos.
Mateo 18:3.
George Lyttleton, un británico agnóstico* del siglo XIX, estaba convencido de que era imposible que un hombre como Saulo de Tarso, más tarde el apóstol Pablo, hubiera cambiado radicalmente el curso de su vida, como lo relata el Nuevo Testamento. Decidió escribir un libro para defender su punto de vista y sembrar la duda en la cristiandad, mostrando que la conversión de Pablo sólo fue pura apariencia. Después de una intensa investigación, este fue el resultado de su estudio: «En conclusión, la conversión de Pablo y su apostolado prueban que la conversión al cristianismo es la consecuencia de una revelación divina». El mismo Lyttleton terminó siendo cristiano al confiar en Cristo como su Salvador personal. Lucas, el autor del libro de los Hechos de los Apóstoles, consideraba la conversión de Pablo como un acontecimiento de gran importancia. La relató tres veces (capítulos 9, 22 y 26 de Hechos) con muchos detalles. La vida de Pablo nos da el ejemplo de una conversión radical que va más allá de las palabras y de una adhesión intelectual; concierne a toda la vida y provoca un apego incondicional a Dios. Aun cuando nuestra conversión parezca trivial comparada con la de Pablo, nuestro compromiso puede ser tan sólido como el suyo, porque nosotros también encontramos al Cristo resucitado y reconocimos en él a nuestro Salvador y Señor.

Unidos a Cristo (1-3)

Por la transgresión de uno solo reinó la muerte,
mucho más reinarán en vida por uno solo,
Jesucristo,
los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.
Romanos 5:17.
En cuanto a nuestra unión como creyente con Cristo, vemos su obra en nosotros. ¿Cuáles fueron las consecuencias de la caída del primer hombre? (Génesis 3). El pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte (Romanos 5:12). El pecado separa a los hombres de Dios y a los hombres entre sí; la muerte es la separación del alma y el cuerpo físico; para los que no son salvos, la segunda muerte es la separación eterna de Dios en el lago de fuego (Apocalipsis 20:14). La relación que existía con él antes de la caída quedó interrumpida por el pecado. Pero, por la obra de su Hijo, Dios da en cambio mucho más: no nos restablece el estado anterior, sino que nos une a Cristo. Merced a nuestra unión con Cristo, él permanece en nosotros y nosotros en él. Esto era un misterio antes de la venida de Cristo (Colosenses 1:26-27), algo oculto, pero ahora, en el tiempo de la gracia, es revelado por el Espíritu. Nosotros estamos en Cristo ante Dios, tema importante de la epístola a los Efesios; Cristo está en nosotros en este mundo, como lo subraya la epístola a los Colosenses. Captar esto por la fe transforma la vida (Gálatas 2:20). Romanos 6 nos ofrece lo esencial de esta obra divina en nosotros: Plantados, hechos una misma planta con él (v. 5). Esto implica nuestra muerte con Cristo (v. 6-7) y nuestra resurrección con él (v. 8; ver también Efesios 2:5-6).

Unidos a Cristo (2-3)

El (hombre) interior no obstante se renueva de día en día.
2 Corintios 4:16.
El siguiente ejemplo permitirá comprender mejor nuestra unión con Cristo: un árbol frutal silvestre produce frutos de poco valor o no comestibles. Pero si se le cortan las ramas a corta distancia del tronco, y en su lugar se injerta o inserta un corto trozo de las ramas de un árbol cultivado, las ramas así injertadas van a crecer y transformar al árbol silvestre en un árbol productivo que tendrá la naturaleza del injerto. Se trata de creer que hemos sido unidos a Cristo en su muerte y resurrección. Consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús (Romanos 6:11). Luego, es preciso demostrar lo que somos en Cristo o, como dice el apóstol, andar en vida nueva (v. 4). Efesios 4:22-24 precisa esta transformación: En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos. Despojaos: el tiempo del verbo en griego indica un momento preciso en el pasado. Nos hemos despojado de lo que éramos por naturaleza, aunque la naturaleza pecadora aún esté en el creyente. La contrapartida es vestirnos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad. Vestirse del nuevo hombre también es un hecho cumplido en el momento de nuestra conversión. No se trata de vestirse una y otra vez, pues aquel que está en Cristo ya se ha vestido del nuevo hombre. Por el contrario, ser renovados en el espíritu de vuestra mente es una acción continua. Cada día el entendimiento, la fuente de nuestros pensamientos, necesita ser renovado en la comunión con Dios por la acción de la Palabra, y por la del Espíritu Santo.

Unidos a Cristo (3-3)

Para que en todo (Cristo) tenga la preeminencia.
Colosenses 1:18.
La epístola a los Colosenses extrae las consecuencias prácticas de nuestra muerte y resurrección con Cristo: Si habéis muerto con Cristo… ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos… (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres)…? (2:20-22). Establecer reglas, leyes y ordenanzas para el hombre que no ha sido regenerado es legalismo. Pero, si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios3:1-3). Hemos resucitado por la gracia de Dios. A nosotros nos corresponde buscar lo positivo, las cosas de arriba, pensar en ellas, cultivar la vida que tenemos en Cristo. Ello implica que debemos hacer morir lo terrenal en vosotros (v. 5), es decir, no alimentar los desordenes carnales; también se trata de dejar todas las manifestaciones del carácter natural: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas (v. 8). Para ello necesitamos el poder del Espíritu de Dios. Y a esto le sigue el aspecto positivo: Vestíos… de misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia… (v. 12-15), en una palabra, de todo lo que la nueva vida produce. Para hacerlo posible tenemos un potente recurso: La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros (v. 16). Vuestra vida está escondida con Cristo en Dios (Colosenses 3:3)