martes, noviembre 25, 2008

No esperes lo bueno, viene lo mejor

Salmos 37:23
“El Señor afirma (ordena) los pasos del hombre cuando le agrada su modo de vivir”

La voluntad de Dios es dirigirte diariamente. Él te ha dado Su Santo Espíritu para guiarte cada día hacia tu destino de bendición. Por eso, es importante que cada uno de nosotros oigamos Su voz y obedezcamos a Su dirección. En este camino, el diablo intentará tentarnos de distintas maneras para que abandonemos, para que nos rindamos y de no lograrlo, intentará distraernos para que perdamos el tiempo y no alcancemos lo mejor de Dios. Son este tipo de distracciones las que debemos eliminar. Todo aquello que te distraiga de tu propósito y de tu crecimiento, elimínalo. A veces, nosotros hacemos cosas buenas, pero terminaron siendo una distracción que impidió que hiciéramos algo mejor, algo más grande que Dios tenía para nuestras vidas. Esas distracciones nos desvían, nos llevan por otro rumbo, por otra senda. No necesariamente nos apartan de Dios o de las verdades bíblicas, pero sí de la Voluntad de Dios para ese momento, y detienen nuestro crecimiento. Dios nos quiere ver manifestando todo lo que nos dio a través de Cristo Jesús, y eso sólo es posible si obedecemos Su dirección. Muchas veces, en los momentos de oración, Dios nos muestra algo que debemos cambiar en nuestras vidas, a alguien que debemos perdonar o una situación que debemos restaurar y nos vamos silbando para el otro lado, nos hacemos los distraídos. Dios está esperando que pasemos por la puerta de la sanidad, de la restauración y nosotros nos vamos a un Grupo Evangelístico a enseñar, nos vamos a orar por la gente, todas cosas buenas y agradables a Dios, pero no lo que nos está indicando Él. Dios nos está esperando en el lugar que nos indicó porque quiere tratar con nuestras vidas y hacer fructífera cada área. No debemos dejar procesos de Dios por la mitad. Una pregunta: ¿De qué nos sirve estar haciendo cosas buenas si arruinamos y perdemos las mejores? Después hay heridas por dentro, hay otros que son perjudicados, hijos, familias. ¿De qué serviría? No sirve de nada. Lo que sirve es enfocarte en Dios y hacer las cosas paso por paso. Así verás la victoria para tu espíritu, la victoria para tu alma, la victoria para tu familia. Así cumplirás tu propósito en Dios, serás un hombre, una mujer bendecida, tus hijos serán gente poderosa sobre la tierra e irán hacia las mejores cosas de la vida. No permitas más que las distracciones te priven de lo mejor de Dios. Tú estás llamado a disfrutar de la excelencia que Dios ha provisto para tu vida. Por eso es importante que tomes las decisiones correctas ante la dirección de Dios. Elige lo mejor. Elige lo fructífero. Eres un triunfador (a), un ganador (a), que llegas a la meta y no te quedas mirando a los lados por el camino. Hazlo a partir de hoy y yo te profetizo que Disfrutarás de lo mejor de Dios ¡Aleluya!
“Padre celestial, perdóname por desobedecerte. Hoy elijo seguir Tu dirección. No permitiré que distracciones me demoren en mi camino. Tengo Tu unción y Tu fortaleza para lograrlo. Gracias Padre, alcanzaré lo mejor. En el Nombre Poderoso de Jesús, Amén”.

miércoles, noviembre 19, 2008

Conquista la abundancia

Juan 10:10
“El ladrón sólo viene para robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.

El pueblo de Dios atravesó diferentes etapas antes de la conquista de la tierra prometida. Así también muchas veces los cristianos vivimos en distintos niveles y no logramos alcanzar aquel lugar que Dios nos preparó para nosotros. Veamos cuáles fueron esas 3 etapas:

1. Egipto: Israel era un pueblo esclavizado por sus opresores. Vivían en la tierra de la insuficiencia.
2. El Desierto: El pueblo de Dios se pasó 40 años por el desierto viviendo con lo necesario, con justo lo suficiente. Si bien Dios estaba con ellos, ese no era el plan final de Dios para sus vidas.
3. La Tierra Prometida: Josué y sus seguidores conquistaron la tierra de la abundancia.

Los que se quedaron en el desierto fueron aquellos que no cambiaron su mentalidad. Salieron físicamente de Egipto pero no en su forma de pensar. Aún veían opresión, insuficiencia. No le creyeron a Dios y les costó muy caro. Por eso si quieres vivir una vida de abundancia conquista tus pensamientos. Es hora que examines en qué etapa estás. Muchos cristianos viven en la tierra de la insuficiencia, diciendo que no tienen para pagar esto, o que no pueden hacer aquello. Es el momento de que no te conformes con sólo lo suficiente. Conquista tus pensamientos y reemplácelos por declaraciones de victoria. Toma posesión de las Promesas Divinas. Las circunstancias ya no te pueden manejar. Dios ya te preparó la abundancia, no te quedes contemplándola de lejos. Cree que hay sabiduría en tu vida y pídele revelación a Dios para derribar tus gigantes y así entrar en la tierra que Él te preparó. Es por nuestra decisión que lograremos alcanzar la abundancia. 2 Corintios 1:20: “Pues tantas como sean las Promesas de Dios, en Él todas son sí. Por eso también por medio de Él, es nuestro Amén, para la gloria de Dios por medio de nosotros”. Si algo te perturba, olvídate de eso y busca la forma de conquistarlo. El mundo sólo cambiará por el Poder de Dios a través de los creyentes. No te conformes con lo suficiente, no te conforme con menos de lo que te pertenece, tú estás para el reparto de la tierra. Hoy Dios te inunda con Su bendición.

“Padre celestial necesito cambiar mi estilo de vida. Creo que Tú tienes preparado para mí un terreno mejor. Ayúdame a vencer los gigantes y a seleccionar mis pensamientos. En el Nombre Poderoso de Jesús, Amén”.

Vida colmada de beneficios

Salmos 103:1-5
“Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser Su santo Nombre. 2 Bendice, alma mía, al Señor, Y no olvides ninguno de Sus beneficios. 3 Él es el que perdona todas tus iniquidades, Él que sana todas tus enfermedades; 4 Él que rescata de la fosa tu vida, Él que te corona de bienes y misericordia; 5 El que colma de bienes tus años, Para que tu juventud se renueve como el águila”.

Tu vida está colmada de beneficios, beneficios, beneficios ¡Aleluya! Y el mayor de esos beneficios es conocer a Dios. Cuando tú decidiste aceptar a Cristo Jesús como tu Señor y Salvador, Él coronó tu vida de favores y bendición. Ya tú eres una persona bendecida, habilitada, calificada para prosperar en todas áreas de tu vida. Dios, en Su Palabra, te dejó toda la provisión para atravesar cualquier circunstancia y vivir en victoria. La persona que no tiene a Dios en su vida, frente a los problemas se siente desprotegida, como huérfano; pero tú tienes beneficios, beneficios, beneficios. No sufras, ¿Por qué lo vas a hacer, si Jesús ya pagó el precio para que tú no sufras? Él te proveyó la sanidad, la libertad, la paz, el gozo, la prosperidad, la vida eterna. Usa esos beneficios. No permitas que el diablo te engañe y te coloque en una posición que no es la tuya. Tú naciste para estar arriba – Grítalo: “Yo nací para arriba”. Tú eres un hijo de Dios. Dile a tu alma, a tu mente, a tu cuerpo, a tus finanzas lo que dice la Palabra de Dios. Llama las cosas que no son como si fuesen, como si ya existieran. Usa el método de tu Padre Celestial. Toma autoridad y remueve de tu vida todo aquello que no pertenezca a Dios. Decídete a vivir como una persona saludable, feliz, próspera, victoriosa, una persona de bendición, no por lo que pasa a tu alrededor; sino por el pacto que tienes con Dios. Sé un adorador en todo tiempo y permite que el fruto del Espíritu fluya a través de tu vida. La tierra se va a llenar de la plenitud de Dios si abres las compuertas, porque todo eso está dentro ti. Tú eres el templo del Espíritu Santo. Bendice a Dios ¿Cómo lo haces? Usa todo lo que Dios te dio para arrebatar las almas de las manos del diablo y colocarlas en el Reino de Dios. Comparte los beneficios con aquellos que aún no saben que tienen un destino de victoria. Esta es la mejor forma de bendecir a Dios: con almas.

“Padre celestial has colmado mi vida de beneficios. Viviré feliz, saludable y en victoria y seré tu canal de bendición para otros. Muchos vendrán a Ti por lo que has hecho en mí. En el Nombre Poderoso de Jesús, Amén”.

La voluntad de Dios

Mateo 26:39
“Y adelantándose un poco, cayó sobre Su rostro, orando y diciendo: Padre Mío, si es posible, que pase de Mí esta copa; pero no sea como Yo quiero, sino como Tú quieras”.

Constantemente estamos tomando decisiones y son ellas la que determinarán si llegaremos a ser el hombre o la mujer que Dios soñó. Hay decisiones que repercuten poco en nuestro propósito, pero hay otras que son determinantes. Jesús se enfrentó a una de esas decisiones: Hacer su voluntad o la del Padre a pesar de que eso le causaría dolor. Si hoy te preguntaras si estás dispuesto a hacer todo lo que Dios te pida, seguramente me dirías que sí. Pero es esa determinación la que tienes que mantener frente a la prueba de Su voluntad. Cuando hay algo que Dios te está pidiendo y a ti no te gusta, cuando te pide que abandones ese pecado oculto o ese pecado que estás viviendo, cuando te pide que abandones algún mal hábito, cuando te pide que perdones a esa persona que tanto te hirió y que vayas a visitarla, cuando te pide que siembres ese dinero que por tanto tiempo estuviste juntando para comprarte lo que has estado esperando, ¿Qué vas a hacer? El objetivo de la prueba de Su voluntad es que te vuelvas más dependiente de Dios. Si te rindes y haces la voluntad del Padre, Dios sabe que puede confiar en ti para cosas mayores. Entiéndelo, toda prueba de Su voluntad tiene por detrás una promoción. Busca la visión del Padre para tu vida, y adopta los deseos de Dios como tus deseos, los pensamientos de Dios como tus pensamientos, los planes de Dios como tus planes. Recuerda, la voluntad de Dios es siempre buena, agradable y perfecta. ¡Hay gran ganancia en hacer Su voluntad! Tal vez cortar con una relación que no está en la voluntad de Dios te sea doloroso al principio, pero si Dios te está guiando a hacerlo, hazlo. Abraham sufrió retrasos en el propósito de Dios, complicaciones y dolores por hacer su propia voluntad y no exactamente lo que Dios le había dicho. Primero llevó a su Padre, luego tuvo conflictos con Lot y concibió a Ismael, el hijo de la voluntad propia. Sólo superó la prueba de su propia voluntad cuando Dios le pidió a Isaac y él no dudó. Dios no quería quitarle lo que le había dado, sólo quería Su voluntad porque tenía grandes planes con su vida y necesitaba un hombre que los llevara a cabo. Cada uno de nosotros somos frutos del triunfo de la voluntad de Dios. Gracias a Jesús, que no hizo Su voluntad sino la del Padre, hoy podemos tener vida eterna y llevar a otros a los pies de Jesús. ¡Vale la pena decir Hágase Tu voluntad y no la mía!

“Padre celestial perdóname por todas las veces que he hecho mi propia voluntad. Me determino, con la ayuda de Tu Espíritu Santo a hacer Tu voluntad. Quiero ser confiable para Ti y llevar a cabo esos sueños tan grandes de bendición que tienes con mi vida. Quiero afectar a otros con esta misma bendición. En el Nombre Poderoso de Jesús, Amén”.

jueves, noviembre 06, 2008

En la sintonía correcta

Juan 8:28,29
“Después les dijo: Cuando ustedes hayan levantado en alto al Hijo del hombre, entonces sabrán que Yo Soy y que no hago nada por Mí mismo, sino que digo lo que el Padre Me enseñó. 29 El que Me envió está conmigo y no Me ha dejado solo, porque Yo hago siempre lo que Le agrada”.


Estar en la sintonía correcta es la clave para vivir la vida victoriosa como la vivió Jesús. Él dijo: “según me enseñó el Padre, así hablo”. Piensa por un momento en tu propio vocabulario, ¿Qué es lo que dices durante todo el día? ¿Qué es lo que confiesas sobre tu propia vida, sobre tu familia, sobre tus finanzas? Si fuiste totalmente sincero contigo mismo, probablemente te hayas dado cuenta que muchas de esas palabras no son las que te enseñó Dios, muchas de ellas son las que te enseñó el diablo: “No puedo salir de esta situación, esto no tiene solución”, “no oigo la voz de Dios, mis oraciones no llegan ni al techo”, “esta enfermedad es incurable”, “mi economía cada mía de mal en peor”, “este matrimonio no hay quien lo arregle”. Todas estas confesiones no provienen de tu Padre celestial, y si las has estado declarando es porque tu vida está en la frecuencia incorrecta. Lo entendiste, por lo tanto cambia ya de frecuencia. Recuerda que tus palabras tienen el poder de generar lo que estás diciendo porque estás hecho a la imagen de Dios. Proverbios 18:21: “La muerte y la vida están en poder de la lengua; cual sea el uso que de ella hagas, tal serán las consecuencias”. Reflexiona sobre esta poderosa verdad que está en la Palabra de Dios. Hoy estás pagando las consecuencias de todas tus confesiones anteriores. No puedes jugar con tus confesiones, porque de acuerdo a lo que confiesas eso recibirás. Proverbios 6:2 dice: “Estás amarrado por tus propias palabras, atrapado con tus propias palabras”. Jesús dijo: “Según me enseñó el Padre, así hablo”. El Padre te enseñó que todo lo puedes en Cristo que lo fortalece (Filipenses 4:13), que tú oyes la voz del buen pastor (Juan 10:3,4), que el Espíritu de verdad habita en ti (Juan 14:17) y te enseña todas las cosas (Juan 14:26; 1Corintios 2:12), que Su oído está atento para escuchar la oración de sus hijos (Proverbios 15:9), que todo lo que tú pides creyendo, eso recibes (Mateo 21:22), que por Su llaga ya has sido sanado (1Pedro 2:24). Te da cuentas, si estás en la sintonía correcta esto es lo que debes escuchar y hablar. Depende de ti, tú decides a quién escuchar (a Dios, a las circunstancias, al diablo) y tú decide lo que habla, lo que confiesas. La decisión es tuya, ya Dios decidió por ti, ya Cristo pagó por completo en la cruz del Calvario por todas tus bendiciones (Romanos 8:32), si no estás gozando de ella no es por culpa de Dios sino por culpa tuya que has estado en la frecuencia incorrecta. Refrena tu lengua de hablar destrucción, habla bendición. Si perdiste el trabajo o hiciste un negocio incorrecto, no digas que estás arruinado y desesperado, declara que Dios te ha dado el poder para hacer las riquezas y la sabiduría para administrarlas. No te preocupes, no estarás mintiendo, estarás hablando lo que Dios dice y Dios no miente. Pon tu mente, tus palabras y tus acciones en sintonía con la Palabra de Dios. Ante cualquier situación, busca lo que dice Dios de ello y actúa. El Padre estará contigo porque estarás haciendo lo que a Él le agrada.

“Padre celestial perdóname, estuve escuchando y hablando cosas de extraños. Pongo hoy mi oído sólo para escuchar Tu voz y refreno mi lengua de hablar destrucción. Meditaré en Tu Palabra, la declararé y actuaré conforme a Tu voluntad. Gracias por la luz que traes cada día a mi vida. En el Nombre Poderoso de Jesús, Amén”.

Dios es más grande

Números 13:32,33
“Y divulgaron entre los israelitas falsos rumores acerca del país que habían explorado, diciendo: La tierra que recorrimos y exploramos devora a sus propios habitantes. Toda la gente que vimos allí es muy alta. 33 Vimos a los gigantes - los anaquitas son raza de gigantes - Nosotros nos sentíamos como langostas delante de ellos, y esa es la impresión que debimos darles”.

Muchos cristianos, hoy, lamentablemente tienen mentalidad como de langosta. Sienten que cada cosa es más grande de lo que ellos son, se sienten insignificantes y desvalidos. Así se sintieron diez de los doce espías que fueron a inspeccionar la tierra prometida. Ellos vieron que era muy buena y había abundancia, pero se enfocaron en la dificultad: había gigantes. Eso los hizo decir “no se puede”. Pero se olvidaron de algo, ellos no estaban solos. Dios estaba con ellos. Si la Palabra de Dios dice que tú puedes, entonces ¡puedes! ¡Amén! Filipenses 4.13 dice: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. La Biblia PDT dice así: “Puedo enfrentar cualquier situación porque Cristo me da el poder para hacerlo”. La Biblia Amplificada dice así: “Tengo fuerza para todas las cosas en Cristo quien me faculta [Estoy listo para cualquier cosa y en condiciones de igualdad a cualquier cosa por Él, quien infunde una fuerza interior en mí, soy autosuficiente en la suficiencia de Cristo]”. Por lo tanto Cristo Jesús te capacita, te da fuerzas para enfrentar cualquier situación. Tú puedes. 1 Juan 4:4 dice “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo”. Si el que está en ti es mayor, entonces no tienes razón para sentirse como langosta; tú eres vencedor, victorioso ¡Aleluya! Haz ahora un análisis de tu vida ¿Cómo hablas de las cosas que enfrentas? ¿Qué tipo de reporte tienes? ¿Ves más a los gigantes y piensas que estás derrotado o ves al Poderoso que vive en ti que te da la habilidad de vencerlos? Piensa ¿Qué estás magnificando? ¿De qué hablas más? Si hablas más del problema, más gigante lo hace. Habla de la victoria y tu fe se hará fuerte, robusta. Medita en la solución, mira tu tierra prometida y tómala. Pelea la buena batalla de la fe. Tu espada espiritual está en tu boca, decreta la victoria, Dios es tu fuente, tu proveedor; decreta salud, decreta prosperidad, decreta paz, decreta victoria. No plagies la confesión de la mayoría. Tú no tienes en tu interior un espíritu de temor, sino de poder, de valentía. Determínate a ser un conquistador. Jesús pagó el precio de tu victoria. No te quedes mirando todo de lejos sin poder disfrutarlo. Elije caminar en victoria, elije derribar gigantes. Si Dios está contigo, ¿quién podrá estar en contra de ti? (Romanos 8:31). Nada ni nadie podrá derrotarte.

“Padre celestial no me dejaré amedrentar por nada. Tú has entregado la tierra en mis manos y la voy a conquistar. Guía cada uno de mis pasos, estando en Tu voluntad sé que tengo la victoria. En el Nombre Poderoso de Jesús, Amén”.

¿QUÉ HACER CUANDO VIENEN MALAS NOTICIAS?

2 Crónicas 20:1,2
“Aconteció después de esto, que los Moabitas, los Amonitas, y con ellos algunos de los Meunitas, vinieron a pelear contra Josafat. 2 Entonces vinieron algunos y dieron aviso a Josafat: Viene contra ti una gran multitud de más allá del mar, de Aram y ya están en Hazezon Tamar, es decir, En Gadi”.


¿Cómo podemos poner bajo control nuestra vida y tener victoria? En primer lugar, no mires esto como una cosa lejana, empieza de a poco y lo lograrás. Recuerda que aunque tú principio sea pequeño tu postrer estado, tu futuro será muy grande. Nota lo que le pasó al rey Josafat. Él recibió una mala noticia. Tres ejércitos enemigos se juntaron para atacarlo. Y eran tantas personas que cada judío debería enfrentar a 10.000 enemigos. Cualquiera en su lugar se hubiera rendido. Era humanamente imposible esperar una victoria de su parte. Pero presta atención a lo que el rey Josafat hizo ante esta mala noticia, porque lo que hizo el rey Josafat te va ayudar cuando venga una mala noticia. ¿Qué hizo el rey Josafat ante la mala noticia que recibió?

1. Buscó a Dios cuando el miedo vino. El miedo viene a cualquier persona y en cualquier nivel. Cuando esto te suceda, no lo digas y ni lo asumas. El enemigo trabaja para entrar en tus emociones por diferentes caminos, no tengas miedo. Recuerda que Dios: “Porque Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino un espíritu de poder, de amor y de de dominio propio (de disciplina)” (2Timoteo 1:7).
2. Habló: El rey Josafat habló. En la lengua está la vida y la muerte (Proverbios 18:21: “La vida y la muerte dependen de la lengua”). Cuando tú empiezas a hablar creyendo y con el conocimiento correcto, la victoria es inminente. Habla poder. No alimentes al miedo. Magnifica al Señor. De los problemas salimos confesando y magnificando a Dios.
3. Recordó Victorias del pasado: Si uno recuerda derrotas del pasado, las potencializa y las habilita para que se hagan presentes de nuevo en su vida. David recordó como peleó contra el león y el oso, y como Dios estuvo con él en esas oportunidades, por eso dijo “ahora también lo hará”.
4. Liberó la Fe: Él clamó a Dios. Clame y Él te oirá y traerá liberación. Dios te dice: “Clama a Mí, y Yo te responderé” (Jeremías 33:3).
5. Recordó su herencia: Tú tienes un Pacto y una Herencia. Lo que es de Cristo, es tuyo. Lea 2 Crónicas 20:18-25. La actitud del rey Josafat hizo participar al Espíritu Santo en la batalla. No mires más las circunstancias. Magnifica a Dios. Mientras ellos adoraban, los enemigos se mataban entre sí. Los judíos terminaron juntando las riquezas que sus enemigos poseían. No olvides esto, el problema de hoy puede ser grande pero Dios es más grande ¡Aleluya!

“Padre celestial no retrocederé. Tengo derecho a ser feliz. Hoy es un buen día para levantarme en victoria, confiaré en Ti bajo cualquier circunstancia. Gracias, en el Nombre Poderoso de Jesús, Amén”.