¿Alguna vez has tenido una sensación inexplicable de estar en lo cierto?
Recuerdo que cuando conocí a Jesús mi vida cambió
radicalmente. Una de las cosas que más me impactó fue precisamente esa
sensación de certeza que me invadió. No podía explicarlo demasiado bien, pero
sabía que Dios era real. Tenía la certeza de que Él estaba conmigo, tenía la
convicción de que pasaría la eternidad con Él en el Cielo. Me pasaba horas
imaginándome cómo sería estar ahí en el Cielo. Eso produjo una nueva realidad
en mí que transformó mi vida para siempre.
Esa es precisamente la definición que da la Biblia
en relación a la fe: “Es pues
la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos
11:1). No lo ves, pero lo crees: sabes que es cierto, estás
totalmente convencido. Esa convicción profunda es la que nos permite ver
milagros impresionantes de Dios, es la puerta de entrada para experimentar una
nueva realidad en nuestra vida. Sí, esa
convicción produce transformación, produce la certeza de lo cierto.
¿Tienes esa certeza de que Dios está contigo?
¿Tienes la convicción de que Sus promesas se harán realidad en tu vida?
“Señor, te pido que me ayudes a tener una fe
más viva, más real, una fe que impregne todas las áreas de mi vida. Quiero
tener más certeza, más convicción. Aunque no lo vean mis ojos, quiero verlo a
través de los ojos de la fe. Gracias por lo que vas a hacer en mi vida, Señor.
En el Nombre de Jesús. ¡Amén!”