¿Qué es lo primero que haces por
la mañana cuando te despiertas? Seguro que tienes una serie de rutinas
matinales, probablemente diferentes a las mías, pero hay una cosa que todos
hacemos cuando nos despertamos: abrir los ojos.
Cada mañana, al despertar, es un
nuevo día, una nueva oportunidad de disfrutar de la vida que Dios te da. Sé
que a veces estamos tan centrados en nuestro día a día que se nos olvida la
belleza de las cosas pequeñas, de los pequeños detalles; pero son esos
pequeños detalles los que marcan la diferencia.
·
Ese amanecer de camino al trabajo, que te
reconforta;
·
La sonrisa de ese niño que ves por la calle, que te
trae a la memoria buenos recuerdos de antaño;
·
Los pequeños momentos de descanso, en los que puedes
relajarte y despejar tu mente.
Dios nos rodea cada día de
detalles por todos lados, desde que nos despertamos. La Biblia, de hecho,
dice: “Grande es
su fidelidad; sus misericordias son nuevas cada mañana” (Lamentaciones
3:23, NTV).
¡Las misericordias de Dios hacia
tu vida son nuevas cada mañana! Él no para de mostrarte Su amor y Su fidelidad
en cada detalle. ¡Él desea bendecir tu vida!
¿Y si inviertes ahora unos
minutos para hacer una lista de todas las bendiciones con las que Dios te
rodea cada día? Fíjate especialmente en las cosas más cotidianas, esas que
a veces nos pasan desapercibidas, y apúntalas también en la lista. ¡Eso
llenará tu corazón de gratitud!
“¡Señor, gracias por tus
misericordias que son nuevas cada mañana, por todas esas cosas que haces en
mi vida de día en día! Son más de las que puedo contar. ¡Gracias por estar
conmigo, y por cuidar siempre de mí, Dios mío! Que mi vida sea agradable
delante de Ti en todo lo que haga. En el Nombre de Jesús. ¡Amén!”
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