domingo, enero 27, 2008

Radiografías


No hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia;
antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos
de aquel a quien tenemos que dar cuenta.
Hebreos 4:13.
El 8 de noviembre de 1895 el físico W.C. Röntgen descubrió los llamados rayos X. Desde ese día se puede ver a través del cuerpo humano, lo que es muy útil para la Medicina. Todas las partes internas del cuerpo humano se pueden fotografiar. Pero aún no se puede ver lo que se oculta detrás de lo corporal: los pensamientos, las intenciones del corazón y, en una palabra, todo lo que tiene que ver con la mente. Nada de esto se puede radiografiar. Sin que nadie lo note, ¡cuánta hipocresía, secretos y pensamientos puede ocultar el ser humano! ¡Cuántos malos e impuros pensamientos pasan por la mente, y nadie los nota! ¿Nadie, verdaderamente nadie? Pues bien, cada ser humano es escudriñado hasta lo más profundo de su corazón por Dios su Creador. Él ve todo claramente, como dijo el salmista: "Has entendido desde lejos mis pensamientos… y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Señor, tú la sabes toda" (Salmo 139:2-4). Alguna vez el divino Juez manifestará todo. Bienaventurado el ser humano que durante su vida haya confesado sus pecados a Dios, quien dice: "Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados" (Isaías 44:22). Lo puede hacer en virtud de la obra de Jesucristo, quien sacrificó su vida en la cruz del Golgotá a favor de los pecadores arrepentidos, a quienes promete: "Nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones" (Hebreos 10:17).

Extiéndete

Eclesiastés 9:10,11:

“Todo lo que tu mano halle para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque no hay actividad ni propósito ni conocimiento ni sabiduría en el Seol (región de los muertos) adonde vas. Vi además que bajo el sol No es de los ligeros la carrera, Ni de los valientes la batalla; Y que tampoco de los sabios es el pan, Ni de los entendidos las riquezas, Ni de los hábiles el favor, Sino que el tiempo y la suerte les llegan a todos”.
Es tiempo de comenzar a hacer las cosas diferentes, es tiempo de vencer los temores, es tiempo de asumir riesgos, es tiempo de aprovechar las oportunidades, es tiempo de esforzarte, es tiempo de creerle a Dios, es tiempo de extenderte. Al comenzar un nuevo año se nos presenta a todos la oportunidad de mirar hacia atrás nuestra vida y meditar sobre lo que hemos alcanzado, o lo que hemos dejado sin alcanzar. Algunos cuando miran hacia atrás se gozan al ver cuánto han logrado, incluso cuánto han comenzado y van a seguir desarrollando, se plantean con ánimo nuevos sueños para el año que comienza. Otros, sin embargo, al mirar hacia atrás los embarga la decepción porque no cuentan con grandes logros, ni siquiera con proyectos en desarrollo, sino que lo que ven es gran cantidad de obras inconclusas, muchas abandonadas en el inicio, cuando se presentaron los primeros obstáculos. La diferencia entre ambos tipos de personas es una simple palabra, “esfuerzo”,el esfuerzo es el ingrediente maravilloso que hace que los sueños se conviertan en realidad, que te lleva de las visiones a los sueños y luego a la realización. Por eso el sabio nos dice en Ec.9:10: “Todo lo que te viniere a la mano hazlo según tus fuerzas”, esas fuerzas son las que te pertenecen a ti solo a ti, no son las de otra personas, sino que son las tuyas, y no es fuerza física para levantar o mover objetos, o para correr una carrera, es tu fuerza interior la que te empuja a hacer las cosas que haces cada día, la que sale dentro de ti, es la fuerza de tu espíritu. La Palabra de Dios nos enseña que existen espíritus diferentes en los hombres, y cuando hace mención de éstos lo hace para caracterizar a aquellos hombres que se comportaron en forma distinta a los demás y que por esto alcanzaron grandes metas y conquistaron, tierras, reinos y posiciones que otros ni siquiera soñaron tener. Uno de esto casos es el de Daniel, un hombre en quien había un “espíritu superior” (Dn.6:3), por lo que el rey Darío lo nombre el segundo hombre más importante de su reino, después de él. Daniel desde muy joven había decidido confiar en Dios, y dio pasos de fe muy grandes, como alimentarse sólo de vegetales para no contaminar su cuerpo, o cuando lo amenazaron con echarlo en el foso de los leones si no negaba a Dios, pero él confió y no negó a Dios, salió ileso y continuó siendo el segundo hombre más importante del reino. Ese espíritu superior es el que te impulsa a creer en Dios, a confiar en Él y a atreverte a pensar que esos sueños locos serán realidad porque Él te respaldará, pero ese respaldo vendrá acompañando tu esfuerzo, así que hoy debes tomar una decisión que cambiará tu vida para siempre, decide esforzarte por alcanzar lo que sueñas, contra viento y marea, aunque implique desvelarte, aunque muchos no te comprendan, aunque parezcas un loco que cree en ilusiones, si Dios te puso ese sueño persíguelo. Este es el tiempo y la ocasión para realizarlo, todos recibimos de Dios esa preciosa oportunidad, pero está en nosotros el hacerla realidad, busca dentro de ti ese espíritu que te haga ser diferente, que te dé el ánimo y las fuerzas cada día para luchar por lo que deseas, pronto te encontrarás saboreando la realización de tus sueños, pronto esto será una constante en tu vida y cuando mires hacia atrás ya no encontrarás los fracasos que te han venido persiguiendo. Ese espíritu superior es el que te hace asumir riesgos, como lanzarte de un precipicio al agua, pero asumir riesgos y sin esforzarte difícilmente alcanzarás tus sueños. Extiéndete hacia lo que Dios te pone a la mano ¡Aleluya! Porque algo nuevo el Espíritu Santo hará en ti, recibe esa Palabra.

Espíritu Indiferente

Apocalipsis 3:15,16:

“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de Mi boca”.

¿Qué es un espíritu indiferente? Es ser una persona tibia. Y la consecuencia la encontramos en Apocalipsis 3. El texto declara que: “a los tibios los vomitará”. Este versículo es muy fuerte, ya que en el contexto de lo expresado, Él se refiere directamente a la Iglesia, que en definitiva somos tú y yo. En palabras simples, Jesús dice que: “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono” (Ap.3:21). Pero ¿vencer qué? Vencer la tibieza. Esta forma de ser es muy peligrosa ya que la tibieza lleva a la indiferencia. Una persona tibia es una persona sin motivación, una persona mediocre. Se frena y frena a los demás. Con el tiempo estas personas se vuelven apáticas y complacientes. Las personas indiferentes siempre miran las circunstancias y luego buscan a Dios para llorar. Las personas indiferentes siempre dejan las cosas para después. Siempre es “más adelante”. Y cuando vienen las desgracias dicen: “Dios está tratando con mi vida”. Déjeme decirte algo, Dios siempre está tratando con tu vida y con la mía pero a través de la Palabra. Tú tienes que ver en qué área estás siendo negligente para no robarle el sueño a la gente que está influyendo ni el tuyo propio. Por ejemplo, cuando uno comienza a amar las cosas del mundo más que a Dios, la tibieza y la indiferencia comienzan a ganar lugar en su vida. Aquí cabe que se haga las siguientes preguntas: ¿Estoy haciendo lo que Dios espera de mi vida? ¿Me siento bien sin hacer nada mientras los otros trabajan para Dios? ¿Me siento cómodo así? Las personas que son indiferentes para servir a Dios son infieles porque rompen el pacto que tienen con Él y atraen para sí la maldición. “"Por cuanto no serviste al Señor tu Dios con alegría y con gozo de corazón, cuando tenías la abundancia de todas las cosas, por tanto servirás a tus enemigos, los cuales el Señor enviará contra ti: en hambre, en sed, en desnudez y en escasez de todas las cosas. El pondrá yugo de hierro sobre tu cuello hasta que te haya destruido” (Deuteronomio 28:47,48) Como dice Ap.3:19b: “sé, pues, celoso, y arrepiéntete”. Si tú eres indiferente, Dios te invita a arrepentirse y hoy es un buen día para hacerlo.

Tu mañana comienza hoy

1 Corintios 3:10-15:

“Conforme a la gracia de Dios que me fue dada, yo, como sabio arquitecto, puse el fundamento, y otro edifica sobre él. Pero cada uno tenga cuidado cómo edifica encima. Pues nadie puede poner otro fundamento que el que ya está puesto, el cual es Jesucristo. Ahora bien, si sobre este fundamento alguien edifica con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja, la obra de cada uno se hará evidente; porque el día la dará a conocer, pues con fuego será revelada. El fuego mismo probará la calidad de la obra de cada uno. Si permanece la obra de alguien que ha edificado sobre el fundamento, recibirá recompensa. Si la obra de alguien es consumida por el fuego, sufrirá pérdida; sin embargo, él será salvo, aunque así como a través del fuego.”
Tu vida es como un edificio, necesita de muy buenos cimientos para ser grande y permanecer en pie frente a los vientos, las cargas y demás condiciones que lo afecten. Un edificio puede tener muy buenos materiales de revestimiento y ser agradable a la vista, pero lo importante no está allí, lo que determina la calidad del edificio es el tipo y calidad de la estructura e instalaciones interiores. Tú debes ver en qué está cimentada tu vida y con qué tipo de materiales la estás sobreedificando. Pregúntate ¿Está mi vida hoy más fuerte que ayer? De nada te sirve mantener una apariencia de cristiano, ir a la Iglesia, decir “bendiciones hermano”. Todo esto de nada te aprovechará si no tienes buenas bases, cuando soplen los vientos – que soplan para todos – lo verdadero permanecerá y el resto se derrumbará. Mira tu vida a la luz de la Palabra de Dios, permite que el Espíritu Santo te muestre una radiografía de la estructura de tu vida y toma acciones de corrección hoy; mañana puede ser tarde, si una tormenta sopla, directamente te derribará. Hoy es el día en que construyes tu mañana. Aliméntate con la Palabra, medita en ella, pídele al Espíritu Santo sabiduría para aplicarla y hazlo. La teoría de nada sirve si no se lleva a la práctica. No mires para atrás, ni te quedes lamentándote por lo que hiciste o no hiciste. Perdónate a ti mismo y a los demás y mira tu vida hoy. Hoy comenzó tu mañana y tienes en tus manos la oportunidad de cambiarlo, no la dejes pasar. Es tiempo de trabajar y ser vigilante. Verifica cada pieza que colocas en tu estructura y asegúrate que está bien cimentada en Jesús. Él es el único terreno firme.

miércoles, enero 23, 2008

Salmo 66

Un reloj sin relojero

Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios,
de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.
Hebreos 11:3.
El incrédulo niega la existencia de Dios, diciendo: –Si Dios existe, ¿cómo permite que haya tantos sufrimientos, males e injusticias en la tierra? Si el hombre, criatura de Dios, ofendió a su Creador, se rebeló contra su autoridad, abandonó su posición de dependencia, se separó de Él, única fuente de su felicidad, entonces, ¿es de extrañar que, como consecuencia, esté sujeto al mal y al sufrimiento? ¿Es ésta una razón para cuestionar la existencia de Dios? Finalmente, si Dios ofrece al hombre culpable el medio para salir de su miseria moral y recuperar la felicidad, esto ya es una prueba más que suficiente de que él no quiere que el hombre sufra. ¿Es culpa de Dios si el hombre no lo acepta? ¿Puede la existencia del mal ser una prueba de la inexistencia de Dios? Es obvio que no. Otro argumento de mala fe dice: «Muéstreme a Dios y creeré en él». Dios es Espíritu, por eso usted no lo puede ver, pero ¿no se reveló en sus obras? ¿Necesito ver al relojero para estar seguro de que el reloj que tengo en mi muñeca fue fabricado por él? Un notorio incrédulo lo reconoció en uno de sus textos, en el que expresa: «El universo me molesta y no puedo pensar que ese reloj existe y que no haya un relojero». El autor del Salmo 19 dice con admiración: “Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (v. 1).

Jesús nos libera de nuestros temores

A él (Jesucristo) están sujetos ángeles,
autoridades y potestades.
1 Pedro 3:22.
Cierto día caminaba por una de las más frecuentadas calles de mi ciudad cuando vi ante mí una gran escalera apoyada contra un muro. Noté que por lo menos una de cada dos personas vacilaba en el momento de pasar bajo la escalera. Se detenía algo incómoda, y luego, con aire decidido, bajaba del andén para rodear el maléfico instrumento. De repente recordé el temor supersticioso ligado al hecho de pasar debajo de una escalera… La mayoría de los seres humanos no son libres. Tienen temores, sean lógicos o no. A pesar de los adelantos de la ciencia y de sus proezas técnicas, llama la atención ver cómo aun personas muy cultas tienen tendencias supersticiosas. El ser humano tiene en sí ese miedo intrínseco, miedo del porvenir, de la enfermedad, del duelo, de la muerte, de lo desconocido, de poderes ocultos… Incluso los creyentes pueden ser presa del temor, temor al otro, temor a no cumplir con su responsabilidad… El temor paraliza y aplasta. Es como el moho, que se desarrolla más fácilmente en la oscuridad. Por eso lo esencial es colocar nuestros temores a la luz de la victoria de Cristo y examinarlos bajo su claridad. Porque el que murió es el Vencedor; resucitó y fue exaltado hasta lo sumo en la gloria de las alturas. Nada escapa a su poder. Está muy cerca de nosotros y nos dice: No temas, como lo dijo tantas veces a sus discípulos mientras estaba con ellos en la tierra. Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo dijo Jesús (Mateo 28:20).

Terminar bien

He peleado la buena batalla,
he acabado la carrera, he guardado la fe.
2-Timoteo 4:7
Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento
de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
A él sea gloria ahora y hasta
el día de la eternidad. Amén.
2-Pedro 3:18
Y les dijo: Id por todo el mundo y
predicad el evangelio a toda criatura.
Marcos 16:15
Enséñame a hacer Tu voluntad,
porque tú eres mi Dios;
Tu buen espíritu me guíe
a tierra de rectitud.
Salmo 143:10
Terminar bien nuestra vida en este mundo no significa alcanzar la perfección, sino como el apóstol Pablo, proseguir hasta el final para que cuando éste llegue, nos encontremos aún creciendo en amor e intimidad con Cristo, dándole a conocer, viviendo como sus discípulos y amando a las personas que Dios pone en nuestro camino, procurando hacer siempre Su voluntad.

Enseñándoles

Por tanto, id, y haced discípulos a todas
las naciones, bautizándolos en el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
enseñándoles que guarden todas
las cosas que os he mandado; y he aquí
yo estoy con vosotros todos los días,
hasta el fin del mundo. Amén.
Mateo 28: 19, 20

Abre mis ojos, y miraré
las maravillas de Tu ley.
Salmo 119:18
En una Galería de cuadros había uno en que se veía a un muchachito pescando plácidamente en el fresco atardecer del día. En el centro del cuadro decía: "Dale un pescado al hambriento y se llenará por un día; enséñale a pescar y vivirá satisfecho toda una vida". Enseñar a cada creyente cómo alimentarse por sí mismo debe ocupar seriamente la agenda de cada cristiano maduro. Pasar por alto esta importante tarea es como negarle al discípulo de Jesucristo el derecho a vivir en la Luz del Señor.

Quiero un milagro

Mi Dios, pues, suplirá todo lo que
os falta conforme a sus riquezas
en gloria en Cristo Jesús.
Filipenses 4:19
Catalina se quejaba un día de sus grandes problemas, y le rogaba a Dios por un milagro. Pero nada, nada sucedía, por el contrario parecía que el problema se hacía cada vez más y más insoportable. Con la moral en el suelo tomó su Biblia y se puso a leer los capítulos que hablan de la crucifixión de Jesucristo. Al estar leyendo, Catalina fue tocada por el Espíritu Santo, y comprendió que cuando Cristo moría en la cruz no hubo ningún milagro para salvarlo de la muerte. Por el contrario, la gente se burlaba de Él lanzándole insultos de todo tipo. Y después de su muerte, sus discípulos huyeron por temor a ser arrestados y muertos como su Maestro. Gracias a que no hubo un milagro el día de la crucifixión de Cristo, sino solamente tres días después, Catalina comprendió que con la muerte de Jesucristo su deuda por los pecados fue cancelada, y que ahora goza de una relación personal con su Creador. Después de esta revelación, Catalina, ya no tan desesperada, oró al Señor para que el milagro que ella tanto necesitaba llegara a su vida en el momento apropiado, y le pidió que le diera fuerzas y sabiduría para saber esperar. Si en estos momentos tú quieres un milagro de Dios y no lo recibes, es posible que no sea el momento adecuado. Pero de una cosa puedes estar seguro, como persona que ha recibido a Jesucristo como Salvador de tu alma Dios suplirá.....

Meditación

Nunca se apartará de tu boca este
Libro de la Ley, sino que de día y
de noche meditarás en él, para que
guardes y hagas conforme a todo lo
que en él está escrito; porque entonces
harás prosperar tu camino, y todo
te saldrá bien.
Josué 1:8

Mucha paz tienen los que aman Tu Ley,
y no hay para ellos tropiezo.
Salmos 119:165
Ada en sus creencias personales tenía un poco de todo, cristianismo, budismo, yoguismo, masonería, meditación trascendental, cartomancia, astrología, catolicismo, y otras. Últimamente, Ada, estaba dedicando bastante tiempo a la meditación, ya que ella sabía que los cristianos meditaban y gozaban de una paz maravillosa. Ella quería obtener esa paz y que su hija Ester también la tuviera. Así que juntas iban a reuniones de meditación para poder encontrar ese preciado tesoro de la paz interior, meditando por horas acerca de las cosas que habían hecho durante el día y poder así eliminar lo malo y cultivar lo bueno. Un día Ester le preguntó a un tío, que era cristiano, qué opinión tenía él de la meditación. Como respuesta el tío le dijo: "Suponte que tú tienes un auto que por alguna razón no funciona. Alguien te dice que lo revises para ver donde está la falla, pero tú sorprendida le respondes: 'Yo no sé nada de mecánica. Y aunque supiera lo que tiene, igual necesito un mecánico'." Ahora si tú, Ester, aplicas este ejemplo a tu meditación personal, vas a descubrir que aunque medites por horas acerca de las cosas malas que hay en ti jamás podrás autoarreglarte --- ¡Necesitas la ayuda de quien te hizo!" El Señor quiere que meditemos, pero en Su Palabra. Dios nos hizo y Él sabe cuales son nuestras necesidades. Si algo funciona mal en nuestras vidas, Él puede 'arreglarnos'. Si nos sometemos a nuestro Señor y Salvador Jesucristo, y meditamos en Su Palabra recibiremos Su hermosa paz, que tanto ansían Ester y su mamá Ada.