Recuerdo que hace unos meses estaba en casa estudiando este pasaje, donde Jesús habla a sus discípulos y les dice: “Porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible” (Mateo 17:20).
Al leerlo, hubo algo que me tocó profundamente, y
que nunca había visto antes. ¿Sabes cuál es el secreto del grano de mostaza? Un
grano de mostaza tiene clara su identidad: no le importa ser pequeño, él sabe
que llegará a ser una planta enorme, lo lleva escrito en su ADN.
Esto me recordó a la historia de Abraham. Dice la
Biblia que él no se debilitó en la fe al considerar las circunstancias que le
rodeaban, sino que siguió creyendo en la promesa de Dios de darle un hijo, aun
cuando todo parecía estar en contra. Dios contestó a esa fe haciendo un milagro
increíble.
Quizá en este día sientes que las circunstancias
que te rodean no podrían ser peores y que no hay solución, pero hoy es el día
de tener fe como un grano de mostaza.
Tu
fe no depende de tus circunstancias: tus circunstancias dependen de tu fe. Cree y confiesa en este día las promesas de Dios sobre
tu vida. Con Su ayuda crecerás hasta convertirte en lo que Él te ha llamado a
ser.
“Señor, te
pido que me ayudes a creer en Ti y en Tus promesas en cualquier circunstancia,
cueste lo que cueste. Que como la semilla de mostaza, no me fije en lo que me
rodea ahora sino en lo que me has llamado a ser, y que crezca cada día hasta
verlo cumplido en mi vida. En el Nombre de Jesús. ¡Amén!”