Hay amigos que son realmente especiales.
Juan el Bautista tenía
claro su llamado y su propósito aquí en la tierra. Sabía que su misión era
preparar el camino para Jesús, para que Él pudiese desarrollar Su ministerio de
la mejor manera posible. Cuando los propios discípulos de Juan le comentaron
que había personas que estaban dejándole y siguiendo a Jesús, él les contestó
con un ejemplo, diciendo: “El
que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado
y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo...” (Juan
3:29).
Qué ejemplo más
precioso. El amigo del novio no es el que se casa, pero aun así está tan
contento por lo que su amigo está a punto de vivir, que no puede contener su
alegría. El bien de su amigo es su bien. Esa es la generosidad de la amistad
auténtica.
Ese es el gozo que Dios
siente por ti. Él se alegra en tu bien y desea que experimentes todo tipo de
bendiciones, porque eres precioso/a para Él. Tu vida le importa, tiene un valor
incalculable para Él y tu bien es Su bien. Él realmente es el mejor amigo que
podrías nunca imaginar. ¡Su amor por ti es tan, tan grande!
Ven hoy ante Su
Presencia, levanta tu voz, y dale gracias por Su increíble amor.
“Señor, gracias por el
amor tan grande que tienes por mí. ¡Gracias porque aun cuando estaba separado
de Ti, me amabas y me viniste a rescatarme. Gracias por ser mi amigo, y por
alegrarte en mí bien. Quiero tener una amistad profunda contigo y caminar cada
día a Tu lado. Que Tu Nombre sea levantado en mi vida. En el Nombre de Jesús.
¡Amén!”