¿Te gusta hacer ejercicio?
No sé si te habrá pasado a ti, pero
cuando llevas mucho tiempo sin hacer ejercicio y tienes la idea de volver a
ponerme en forma, por regla general, el primer día es siempre una prueba de
fuego. El cansancio, el sudor, la falta de agilidad, hasta dolores… parece que
se juntan para dar forma a una situación que no es del todo muy
agradable.
Sin embargo, generalmente el segundo
día que vuelves a hacer ejercicio, te das cuenta de que te sientes más ligero,
más ágil, y de que tus músculos reaccionan mejor. Tan solo un día de ejercicio
es capaz de hacer que tu cuerpo se sienta más fuerte.
A nivel espiritual, las dificultades
tienen un efecto similar en nosotros. Mira lo que dice el apóstol Pedro en la
Biblia: “Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna
en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os
perfeccione, afirme, fortalezca y establezca” (1 Pedro 5:10). A ninguno nos gustan los momentos complicados ni las adversidades,
pero cuando llegan y somos capaces de resistirlas, sienta bien. Podemos notar
en nosotros cómo esa firmeza, cómo esas nuevas fuerzas que el pasaje menciona
recorren nuestro ser.
Cuando los problemas y las dificultades
llamen a tu puerta, úsalos a tu favor. Dios está trabajando en tu vida a
través de ellos, y te está haciendo más fuerte, más resistente. Te está
ayudando, de hecho, para que te enfoques en lo que es verdaderamente importante.
Así que, dale gracias a Dios por Su victoria en tu vida y sigue adelante.
“Señor, quiero ser capaz de ver todas
las cosas con Tus ojos, y de ver las pruebas que vengan a mi vida como una
oportunidad, y no como un motivo de queja. Ayúdame a estar más y más cerca de
Ti, y a brillar siempre con Tu luz. En el Nombre de Jesús. ¡Amén”