sábado, mayo 08, 2021

COLOMBIANO ERES UN LÍDER

Nadie necesita un título para ser un líder, todos en cierta medida son líderes, puede que no todos sean efectivos, pero todos son líderes. Eres un líder tengas o no un título. No importa quien eres, hay alguien a quien
influyes, hay alguien quien te admira, hay alguien quien te respeta, ya sea en lo secreto o abiertamente.
No necesitas una tarima, un púlpito o estar en el frente para liderar, casi siempre el verdadero liderazgo se demuestra debajo, siendo padre, madre, hijo, hermano, estudiante, empleado, compañero, buen ciudadano,  persona respetable y con valores, etc. Muchos subestiman estos títulos porque creen que el líder siempre debe de estar parado sobre una tarima, púlpito o en el frente para considerarle como tal, nada más alejado de la realidad que eso.
Una pregunta importante es ¿Que liderazgo estás reflejando? 
No hay liderazgo más efectivo que aquel que refleja el liderazgo de Cristo en su vida, motivado por el mayor de las virtudes que es el amor. Sí no lideramos bajo esta virtud, difícilmente estaremos liderando como Cristo, como aquel que sabiendo que era Dios, lavaba los pies de sus discípulos. 
Cristo te llama a ejercer tu liderazgo por Colombia, para que nuestra patria sea grande, respetada y libre. Porque en ella amamos todo lo que no es querido: sus glorias, su hermosura, nuestros  hogares, el fruto de nuestros  esfuerzos y la realización de nuestros sueños.
Ser colombiano es una enorme gloria y una ambición grande es la de llevar con honor el título de Colombiano, por eso  recuerda la recomendación que hace Pablo:

"Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio. Pongan en práctica lo que de mí han aprendido, recibido y oído, y lo que han visto en mí, y el Dios de paz estará con ustedes." 
Filipenses 4:8-9 NVI
Dios te bendiga

LO MEJOR DE SER AGRADECIDO.

"Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús." 1 Tesalonicenses 5:18
La gratitud debe ser una forma de vida para nosotros, que se manifieste naturalmente desde nuestros corazones y labios. Es muy común entre nosotros recibir grandes favores de Dios sin poder corresponderle mínimamente siendo agradecidos, prueba de esto se encuentra en Lucas 17:11-19 donde la Biblia narra la historia de diez leprosos que fueron sanados por Jesús. 
En la antigüedad a las personas que eran diagnosticados con lepra se les demandaba que se mantuvieran alejadas de las demás personas, siendo necesario anunciar su presencia si por alguna razón alguien se les acercaba. Al suceder el encuentro entre estos hombres leprosos y Jesús, este último los envía al sacerdote antes de que sanaran, y mientras iban en el camino fueron limpios, tal como se aprecia en Lucas 17:14 “Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados.” Aunque Jesús sanó a los diez leprosos solo uno regreso para darle las gracias, lo que demuestra que es posible recibir regalos de Dios con un espíritu ingrato, nueve de estos diez leprosos actuaron así, sin embargo, el único con un corazón agradecido y que aprendió que su fe jugó un papel primordial en su curación se devolvió para dar gracias a Jesús, como continua el relato en Lucas 17:15 “Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz,” Dios no demanda de nosotros que le demos las gracias por todo cuanto recibimos, pero sí se complace cuando lo hacemos y utiliza nuestro espíritu agradecido para enseñarnos de Él y hacernos crecer en el conocimiento de su gracia. En Lucas 17:19 observamos cómo Jesús no solamente sano a diez hombres enfermos de lepra sino que también le regalo su salvación al único que tuvo un corazón agradecido, “Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.” Los otros nueve leprosos fueron sanados más no salvados. Muchas personas buscan de Dios solo por un milagro en sus vidas, ya sea de salud, familiar o material, y en muchas ocasiones cuando pasamos por una dificultad Dios es tan misericordioso con nosotros que nos concede nuestras peticiones, pero ¿qué pasa después que recibes el milagro?, el leproso que volvió a Jesús se arrepintió; lo que significa cambiar de mentalidad con respecto a nuestra vida alejada de Dios por el pecado, siendo esta la mejor forma de mostrar agradecimiento. 
Dios te Bendiga.

HONRANDO A DIOS A TRAVÉS DE TU TRABAJO.

A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan.  2 Tesalonicenses 3:12
La sociedad  en la que vivimos se caracteriza por ser exigente  y competitiva, donde pareciera que lo normal es considerar el trabajo como un medio para ganar dinero y así sobrevivir. Convirtiéndolo en lo más importante en la vida hasta llegar a descuidar otros ámbitos como lo es la familia e incluso la salud. Es necesario considerar que es Dios quien instituyo el trabajo; si podemos entender esta verdad bíblica nuestra actitud y modo de pensar referente a toda labor cambiaría por completo. 
Trabajar es un mandato que Dios nos ha inculcado con su ejemplo desde el principio, cuando creo los cielos, la tierra y todo lo que en ella existe, incluyéndonos a nosotros mismos al hacernos a su imagen y semejanza. Lo que nos demuestra que a Dios le gusta trabajar y crear, por lo que el trabajo no puede hacerse por obligación o imposición, sino que por el contrario debemos  considerarlo un acto de adoración a Dios. Pablo aconseja en Colosenses 3:23-24 “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.” A través de este texto, la Biblia nos revela que sin importar la labor que tengamos que realizar, siempre debemos hacerlo con la mayor disposición y todo el esfuerzo de nuestra parte para hacer una tarea excelente, de tal manera que podamos glorificar a nuestro creador con la labor que nos corresponda llevar a cabo. Nuestra actitud hacia el trabajo es muy importante, con ella podemos ser bendecidos o por el contrario tener que lidiar con una vida frustrada al tener que trabajar sin ánimo o sin la mínima pasión por lo que hacemos. 
Hay quienes creen que lo importante es cuánto dinero se gana, esa manera de pensar y el deseo de ganar dinero rápido ha hecho que algunas personas participen en negocios fraudulentos y hasta llegan a involucrarse en actividades ilegales. Dios condena el trabajo que no es honrado y nos invita a guardarnos santos en todos los aspectos de nuestra vida, tal como se lee en 1 Pedro 3:16-17 “Teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo. Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal.” Si bien el trabajo nos suministra los recursos para sostenernos materialmente ya sea individual o a nivel familiar quien se niega a hacerlo no puede llamarse “hijo de Dios” en 1 Timoteo 5:8, dice: “Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.” Hacer una labor demuestra un nivel de compromiso no solo con nosotros mismos, sino también con los que nos rodean y con Dios, por lo que negarse a trabajar teniendo la posibilidad de hacerlo es una desobediencia directa al mandato de Dios. Esfuérzate por ser buen trabajador, incluso si la tarea que realizas nos es del todo de tu agrado, trabaja más fervientemente y así te sentirás satisfecho mientras agradas a Dios con tu esfuerzo o busca con la ayuda de Dios la manera de desempeñar un trabajo que realmente te apasione, o de emprender en lo que te guste.
Dios te Bendiga.