Cuando te vienen los momentos bajos,
¿cuál es tu estrategia para salir de ellos?
Recuerdo un momento de inseguridad
que experimenté en la Universidad. Mis compañeros de grupo y yo habíamos preparado
una presentación que teníamos que exponer ante el resto de los compañeros de
clase. El ambiente era pesado, faltaba motivación en el grupo y en los oyentes,
había dudas, nerviosismo… Todo parecía estar abocado al fracaso.
Podía sentir el nerviosismo en mí,
mientras se acercaba mi turno para intervenir. Sin embargo, decidí rechazar de
mi mente esos pensamientos, y creer que Dios estaba conmigo, que iba a ser
capaz de cambiar el ambiente de la clase. Y así fue: salí con mucha fuerza y
confianza, y en apenas unos segundos, cambié radicalmente el rumbo de la
presentación. Logré conectar con los oyentes, reenfoqué la presentación, y todo
empezó a ir sobre ruedas. Fue realmente una tremenda experiencia.
¿Sabes por qué ocurrió eso? Porque,
aunque me venían dudas y temores, no dejé que me dominaran, sino que decidí
fortalecerme en la fe, y dar un paso adelante.
Abraham tenía todos los motivos del
mundo para estar desanimado en cuanto a la promesa que Dios le hizo de darle un
hijo. Todo estaba en contra de él:
· Tenía ya casi 100
años
· Su esposa Sara
tenía 90 año y, además, era estéril
· Y para colmo,
llevaba ya muchos años esperando la promesa, sin que nada ocurriese
Dice la Biblia, sin embargo, que
Abraham “tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino
que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios” (Romanos 4:20).
Es tiempo de fortalecerte en la
fe. El enemigo trata de atacarnos con dudas e inseguridad, pero hoy es el
día para rechazarlas todas, levantarnos en fe, y dar un paso adelante con
confianza.
“Señor, no quiero dejarme llevar por
las dudas ni por la inseguridad. En el Nombre de Jesús, renuncio a todos esos
pensamientos, y me fortalezco hoy en mi fe en Ti. Gracias por todo lo que ya
tienes preparado para mí. En el Nombre de Jesús. ¡Amén!”