viernes, noviembre 16, 2007

El poder de la Palabra de Dios

Así será mi palabra que sale de mi boca;
no volverá a mí vacía,
sino que hará lo que yo quiero,
y será prosperada en aquello para que la envié.
Isaías 55:11.
La Palabra de Dios es la imperecedera simiente que germina en el corazón y da fruto para Dios bajo el efecto del Espíritu Santo. A veces tarda mucho en brotar, pero justamente en esto muestra que su poder no mengua. Una joven indecisa en cuanto a su fe se hallaba frente a la ventana cuando se desató una tormenta. Un poderoso rayo iluminó el paisaje. Entonces ella recordó el versículo: Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre (Mateo 24:27). Esto tocó su conciencia. Empezó a reflexionar y se entregó con fe al Señor. El siguiente ejemplo también muestra qué medios puede utilizar Dios: mientras un campesino daba de comer a su ganado, un buey le lamió el brazo, lo que le hizo pensar en el versículo 3 de Isaías 1: El buey conoce a su dueño… Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento. Esto le produjo una intranquilidad que no cesó hasta que halló la paz por medio de la fe en Jesucristo. Otro hombre que se hallaba lejos de Dios llegó a la fe de la siguiente manera: Estaba cortando madera en el bosque. En el momento de levantar el hacha, el siguiente versículo habló a su conciencia: También el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego (Mateo 3:10). Estas palabras tocaron su corazón y lo llevaron a Cristo, su Salvador. ¿Qué versículo recuerda el lector?