En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre,
y vosotros en mí, y yo en vosotros.
Juan 14:20.
El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo… nos bendijo… en Cristo…
Nos escogió en él antes de la fundación del mundo.
Efesios 1:3-4.
y vosotros en mí, y yo en vosotros.
Juan 14:20.
El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo… nos bendijo… en Cristo…
Nos escogió en él antes de la fundación del mundo.
Efesios 1:3-4.
Antes de dejar a sus discípulos, el Señor Jesús les anunció la inminente venida del Espíritu Santo. Éste, pues, inspiró a los autores de las epístolas a escribir lo que Jesús les había anunciado cuando ellos todavía no podían captar su sentido (Juan 16:12). Dios nos bendijo en Cristo, nos escogió en él. No sólo perdonó nuestros delitos y nos justificó, sino que también nos hizo aceptos en el Amado (Efesios 1:6). En Levítico 1 a 7, el sacrificio por el pecado tenía como finalidad el ser perdonado. El sacrificio de prosperidad o de paz conducía a la comunión con Dios. El israelita ofrecía el holocausto, sacrificio enteramente para Dios, no con el fin de ser perdonado, sino para ser acepto (Levítico 1:3, V.M.). Si alguno está en Cristo, es una nueva criatura (o creación)… todo se ha hecho nuevo. Y todas las cosas son de Dios (2 Corintios 5:17-18, V.M.) Ello conduce a la conclusión de Romanos 8:1: Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús. En Juan 15 el Señor mismo considera el lado práctico: El que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto (Juan 15:5). También hay otra bendición para el creyente: al final de su vida, duerme en Cristo (1 Corintios 15:18).