sábado, septiembre 08, 2007

Las relaciones con nuestro Dios

Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré;
le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
Me invocará, y yo le responderé;
con él estaré yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré.
Salmo 91:14-15.
Para apreciar realmente las cualidades de una persona, es necesario haber estado con ella al menos un poco, particularmente en los momentos difíciles. No debemos, pues, fiarnos de nuestra primera impresión, sino esperar antes de hacernos una opinión. Ocurre lo mismo en nuestro trato con Dios: sólo una relación duradera permitirá que nos demos cuenta de su bondad y fidelidad. Entonces debemos preguntarnos: ¿Cómo conocemos a Dios? ¿Sólo lo conocemos de oídas, por medio de lo que nuestros padres, amigos o algunos responsables religiosos nos han dicho? ¿O le conocemos por experiencia propia, al tener con él una relación directa? La Escritura dice que quienes conocen a Dios confiarán en él (Salmo 9:10). Muchos piensan que Dios es un amo exigente o un juez severo; y esto prueba que no le conocen verdaderamente. No confían en él, porque no han comprendido su amor e ignoran quién es. Hoy día, por medio de Jesucristo, podemos conocer a Dios como nuestro Padre, nuestro consejero y nuestro Salvador. Acercándonos a él cada día por medio de nuestras oraciones y la lectura de la Biblia, somos alentados y fortalecidos. De este modo gustamos su bondad y sus liberaciones constatando que él es tan grande y nosotros tan pequeños que sólo podemos conocerle en parte. Pero él nos conoce a fondo, por nuestro nombre, y nos ama.