sábado, agosto 11, 2007

No lo deje enmohecer

El pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.
Le dijeron: Señor, danos siempre este pan.
Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida.
Juan 6:33-35.
Cierto día, una joven le pidió a un creyente que escribiera una breve dedicatoria en la Biblia que sus padres le habían regalado. Sin embargo, en ella ya se hallaba la siguiente inscripción: Yo soy el pan de vida. El creyente simplemente agregó estas palabras: «No lo deje enmohecer». La Biblia es el libro más traducido en el mundo, pero también es el más atacado; sin embargo, su emisión aumenta cada año. Es una verdadera biblioteca que abarca sesenta y seis libros, escritos por más de cuarenta autores en un período de unos 1500 años. No fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo (2 Pedro 1:21). Toda ella presenta una unidad inigualable, centrada en una persona única: Jesucristo. Le declara al hombre que es un pecador, y le muestra el camino de la salvación. También es el alimento espiritual del creyente, quien tiene la responsabilidad de escudriñarla y así nutrirse constantemente de ella.

En tu Palabra, ¡oh Padre Dios,
qué bella luz se ve!
Bendita, celestial porción,
gozada por la fe.

Aquí del Redentor la voz
alegra el corazón;
la dulce voz del buen Pastor
que trae salvación.