martes, febrero 01, 2022

Usar el teléfono con sabiduría (2a. parte)

"Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica. Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios."
1 Corintios 10:23‭, ‬31 RVR1960
Aunque puede ser útil leer la Biblia en tú teléfono, leerla allí no es la mejor idea. Nos exponemos a distracciones y nuestro teléfono nos forma para ver la Biblia como si fuese una app más.  Nada reemplaza leer la Biblia física y estar a solas con Dios y sin distracciones para profundizar en nuestra relación con Él.
El contenido tóxico o no edificante a menudo es presentado como inofensivo, divertido y hasta atractivo. Es evidente en las redes sociales, pero también en páginas de noticias, grupos de WhatsApp o chats. Esta realidad demanda que seamos intencionales para no llenar nuestra cabeza con él.
Aquello con lo que llenamos nuestra mente terminará llegando a nuestro corazón y moldeándonos de formas profundas. Lo que dirige nuestros pensamientos alimenta nuestros deseos y termina dirigiendo nuestras vidas, por más inocente que parezca. No podemos darnos el lujo de bajar la guardia cuando estamos en nuestros teléfonos.
No se trata de ser legalistas, sino de ser obedientes al Dios que nos ama y conoce qué es lo mejor para nosotros. Si una app de redes sociales, una página que sigues, un canal en Youtube, un podcast que escuchas o un sitio de noticias que lees —por ejemplo— te hace pecar, arráncalo y tíralo; porque te es mejor que te pierdas estas cosas, y no que toda tu vida se pierda (Mt 5:29).
Necesitamos ser lentos al publicar contenido y responder mensajes. Esto es opuesto a la rapidez que promueven nuestros teléfonos. No obstante, es indispensable bajar la velocidad para ser sabios en nuestra era hiperconectada.
Somos llamados a ser «tardos para hablar» (Santiago 1:19) porque «en las muchas palabras, la transgresión es inevitable, pero el que refrena sus labios es prudente» (Proverbios 10:19)
No todos los mensajes que recibimos ameritan una respuesta inmediata. No todas las fotos que tomamos deberían ser publicadas. No todo pensamiento que tenemos debería convertirse en un tuit. «Aun el necio, cuando calla, es tenido por sabio, cuando cierra los labios, por prudente» (Proverbios 17:28).
Usamos nuestros teléfonos con sabiduría para la gloria de Dios cuando la gloria de Dios es más importante para nosotros que nuestros teléfonos y cualquier otra cosa en ellos (1 Corintios 10:31). Estos consejos suelen ser difíciles de seguir por pecadores desenfocados como nosotros.
Pero esta es la buena noticia: Jesús vino a morir por nosotros para redimirnos, darnos su Espíritu Santo y hacernos personas con dominio propio (Gálatas 5:23). Personas que puedan priorizar lo eterno por encima de las distracciones digitales, porque ahora tenemos vida eterna en Él.
Cristo es digno de nuestra adoración y está dispuesto a ayudarnos a honrarlo con nuestras vidas en nuestra era distraída.
Dios te bendiga.

Adaptado del artículo y conferencia de Josué Barrios