"Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo? Entonces le respondió: Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre. Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre."
Jueces 6:14-16
Todos a menudo afrontamos en la vida nuevos retos que traen consigo pruebas, dudas y temor. Cuando Dios nos presenta retos a nuestros ojos muchos de ellos parecen imposibles de realizar y no es para lastimarnos ni hacernos sentir incapaces sino para mostrar su poder a través de nuestras vidas. En la Biblia encontramos personajes que pasaron por una situación similar. En Gedeón por ejemplo vemos materializado la vida de un hombre común que realizaba una tarea rutinaria y beneficiosa para su comunidad, hasta que un día Dios presentó delante de él un reto que afrontar. Como el pueblo de Israel se había apartado de Dios, Él permitió a los madianitas aterrorizar a Israel por siete años y destruir los frutos de su tierra y ganado. En su necesidad Israel clamó a Dios y en respuesta a ese clamor, Él decidió que sería Gedeón quien llevaría a su pueblo a la victoria. Seguramente al igual que Gedeón tú también te sorprenderías cuando te encuentras con semejante reto delante de ti, a continuación, en Jueces 6:15-16 leemos su reacción: “…Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre. Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre.”
Quizás el temor, el miedo a fallar o las críticas destructivas que los demás hacen de ti te llevan a pensar que no eres la mejor opción para el plan que Dios ha calculado, pero sin duda, Dios ha decidido que seas tú quien esté al frente, fuiste escogido por tu Padre porque verdaderamente eres capaz de cumplir con ese llamado. Nunca des crédito a los malos comentarios que te hagan dudar de las capacidades que Dios te ha dado, pues si fuiste elegido no es por tu apariencia, por cuánto sabes, ni por cuánto tienes, sino porque Dios encontró agrado en ti, así que ¡sé valiente y esfuérzate!, Dios ha estimado un plan para ti sabiendo que lo lograrás. No tengas temor, recuerda que los retos vienen acompañados de un respaldo Divino.
Dios te Bendiga.