"Cuando ya estaban en alta mar, Dios mandó un viento muy fuerte que pronto se convirtió en una terrible tempestad. El barco estaba a punto de romperse en pedazos. Cada uno de los marineros, temblando de miedo, llamaba a gritos a su dios. Ya desesperados, arrojaron al mar toda la carga del barco para quitarle peso. Mientras tanto, Jonás dormía plácidamente en la bodega del barco. El capitán se le acercó y le dijo: —¡Qué haces aquí, dormilón! ¡Levántate y pide ayuda a tu dios! ¡Tal vez nos salve al ver que estamos en peligro!"
Jonás 1:4-6
Cuando los marineros vieron la gran tormenta que arreciaba y amenazaba la integridad del barco, comenzaron a llamar a sus dioses. Esa es una reacción muy humana.
El problema era que ninguno de ellos podía ayudarles, solo Dios, el creador del universo, el Dios de la Biblia, el único que controlaba la tormenta. Él era el único capaz de detenerla tal como lo dicen las Escrituras: “Porque yo sé que Jehová es grande, y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses. Todo lo que Jehová quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.” (Salmo 135:5-6)
Dios está en control del tiempo. Él está en control del viento y de las tormentas. “Yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, tu vino y tu aceite.” (Deuteronomio 11:14).
Él está en control del tiempo hablando metafóricamente también.
No hay tormenta en nuestras vidas que no esté bajo el control de Dios. ¿Qué haces cuando las tormentas arrecian en tu vida? ¿Qué haces cuando lo único que ves en el horizonte son nubes negras? ¿Clamas a Dios?
El Señor Todopoderoso está en control no solo del tiempo, sino también de cada mínimo detalle de nuestra vida. Él es la primera opción cuando la tormenta llega.
Que el Señor nos permita ser una luz para aquellos que están en el medio del mar sin esperanza y ayudarles a llegar al puerto seguro que tenemos en Él.
Bendiciones.
Jonás 1:4-6
Cuando los marineros vieron la gran tormenta que arreciaba y amenazaba la integridad del barco, comenzaron a llamar a sus dioses. Esa es una reacción muy humana.
El problema era que ninguno de ellos podía ayudarles, solo Dios, el creador del universo, el Dios de la Biblia, el único que controlaba la tormenta. Él era el único capaz de detenerla tal como lo dicen las Escrituras: “Porque yo sé que Jehová es grande, y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses. Todo lo que Jehová quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.” (Salmo 135:5-6)
Dios está en control del tiempo. Él está en control del viento y de las tormentas. “Yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, tu vino y tu aceite.” (Deuteronomio 11:14).
Él está en control del tiempo hablando metafóricamente también.
No hay tormenta en nuestras vidas que no esté bajo el control de Dios. ¿Qué haces cuando las tormentas arrecian en tu vida? ¿Qué haces cuando lo único que ves en el horizonte son nubes negras? ¿Clamas a Dios?
El Señor Todopoderoso está en control no solo del tiempo, sino también de cada mínimo detalle de nuestra vida. Él es la primera opción cuando la tormenta llega.
Que el Señor nos permita ser una luz para aquellos que están en el medio del mar sin esperanza y ayudarles a llegar al puerto seguro que tenemos en Él.
Bendiciones.