En nuestro día a día, hay tantos elementos luchando por nuestra atención.
No sé tú, pero yo recuerdo que, cuando era
pequeño, solía disfrutar los diferentes momentos de una forma más plena. De
alguna manera, sabía que había un tiempo asignado para realizar una tarea, y no
me preocupaba más que de centrarme en esa tarea. Podía ser el tiempo de jugar, o
el tiempo de hacer las tareas o quizá el tiempo de la cena: poco importaba,
todos tenían su belleza, y todos los disfrutaba con intensidad.
A día de hoy, parece que es más difícil
concentrarse. Es como si viviésemos en una carrera continua. Estamos siempre
conectados a través de nuestros teléfonos y de Internet, aun cuando comemos,
pero al final, perdemos presencia. No disfrutamos plenamente de lo que hacemos,
ni de las personas con las que lo hacemos.
La Biblia dice: “Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para
todo lo que se hace bajo el cielo” (Eclesiastés 3:1, NVI). La vida se vive mucho más intensamente
cuando disfrutamos de cada momento, y, sobre todo, cuando estamos presentes
para las personas que son importantes para nosotros.
El Creador del tiempo quiere pasar tiempo
contigo. Él está presente para ti. Eres tan importante
para Él, que Su presencia está disponible para ti 24 horas al día, 7 días a la
semana. Tienes Su total atención: de hecho, no hay cosa que le agrade más que
escucharte y responderte.
Hoy quiero extenderte una invitación: ¿Y si
paras ahora durante 5 minutos y te centras en hablar con Dios de corazón a
corazón, sin distracciones? Solo Dios y tú durante 5 minutos. Estoy seguro de
que ese tiempo cambiará el resto de tu día.