jueves, febrero 04, 2021

Cuando escuchas a Dios tu fe se vuelve imparable

¿Recuerdas las historias de Popeye? Cuando era pequeño solía ver estos dibujos animados en la televisión. Seguramente recordarás cuál era el secreto de la fuerza de Popeye: las espinacas. Cada vez que tenía algún problema, sacaba una lata de espinacas, se las comía rápidamente, y sus brazos obtenían instantáneamente toda la fuerza que necesitaban. Nada ni nadie podía pararle.

Nuestra fe se alimenta de la Palabra de Dios. Las palabras que leemos o escuchamos de la Biblia son como esas espinacas: nos dan instantáneamente la fuerza que necesitamos. Pero para eso, necesitamos primero sacarlas de su “lata”. 
El Apóstol Pablo dice: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17). No es cuestión solo de leer la Biblia: es cuestión de escuchar a Dios hablándonos a través de ella. Cuando escuchamos a Dios hablarnos personalmente a través de las Escrituras, es cuando podemos absorber toda la verdad que contienen. En ese momento, nuestra fe se alimenta, se fortalece. 

Cuando escuchas la voz de Dios, tu fe se vuelve imparable.
Te animo a que hoy dediques unos minutos a escuchar la voz de Dios a través de Su Palabra. Tu fe lo necesita.
Dios está contigo en este día. Él está orgulloso de ti.