enseñándoles que guarden todas
Abre mis ojos, y miraré
En una Galería de cuadros había uno en que se veía a un muchachito pescando plácidamente en el fresco atardecer del día. En el centro del cuadro decía: "Dale un pescado al hambriento y se llenará por un día; enséñale a pescar y vivirá satisfecho toda una vida". Enseñar a cada creyente cómo alimentarse por sí mismo debe ocupar seriamente la agenda de cada cristiano maduro. Pasar por alto esta importante tarea es como negarle al discípulo de Jesucristo el derecho a vivir en la Luz del Señor.