de aquel a quien tenemos que dar cuenta.
Hebreos 4:13.
(Heb.:Palabra Sagrada) Este blog tiene por propósito anunciar la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo. Busca preparar el camino de nuestro Señor, para que toda carne vea la salvación de Dios, en el nombre que es sobre Todo nombre, en el nombre de Jesús.
“Todo lo que tu mano halle para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque no hay actividad ni propósito ni conocimiento ni sabiduría en el Seol (región de los muertos) adonde vas. Vi además que bajo el sol No es de los ligeros la carrera, Ni de los valientes la batalla; Y que tampoco de los sabios es el pan, Ni de los entendidos las riquezas, Ni de los hábiles el favor, Sino que el tiempo y la suerte les llegan a todos”.
Es tiempo de comenzar a hacer las cosas diferentes, es tiempo de vencer los temores, es tiempo de asumir riesgos, es tiempo de aprovechar las oportunidades, es tiempo de esforzarte, es tiempo de creerle a Dios, es tiempo de extenderte. Al comenzar un nuevo año se nos presenta a todos la oportunidad de mirar hacia atrás nuestra vida y meditar sobre lo que hemos alcanzado, o lo que hemos dejado sin alcanzar. Algunos cuando miran hacia atrás se gozan al ver cuánto han logrado, incluso cuánto han comenzado y van a seguir desarrollando, se plantean con ánimo nuevos sueños para el año que comienza. Otros, sin embargo, al mirar hacia atrás los embarga la decepción porque no cuentan con grandes logros, ni siquiera con proyectos en desarrollo, sino que lo que ven es gran cantidad de obras inconclusas, muchas abandonadas en el inicio, cuando se presentaron los primeros obstáculos. La diferencia entre ambos tipos de personas es una simple palabra, “esfuerzo”, sí el esfuerzo es el ingrediente maravilloso que hace que los sueños se conviertan en realidad, que te lleva de las visiones a los sueños y luego a la realización. Por eso el sabio nos dice en Ec.9:10: “Todo lo que te viniere a la mano hazlo según tus fuerzas”, esas fuerzas son las que te pertenecen a ti solo a ti, no son las de otra personas, sino que son las tuyas, y no es fuerza física para levantar o mover objetos, o para correr una carrera, es tu fuerza interior la que te empuja a hacer las cosas que haces cada día, la que sale dentro de ti, es la fuerza de tu espíritu.
“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de Mi boca”.
¿Qué es un espíritu indiferente? Es ser una persona tibia. Y la consecuencia la encontramos en Apocalipsis 3. El texto declara que: “a los tibios los vomitará”. Este versículo es muy fuerte, ya que en el contexto de lo expresado, Él se refiere directamente a
“Conforme a la gracia de Dios que me fue dada, yo, como sabio arquitecto, puse el fundamento, y otro edifica sobre él. Pero cada uno tenga cuidado cómo edifica encima. Pues nadie puede poner otro fundamento que el que ya está puesto, el cual es Jesucristo. Ahora bien, si sobre este fundamento alguien edifica con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja, la obra de cada uno se hará evidente; porque el día la dará a conocer, pues con fuego será revelada. El fuego mismo probará la calidad de la obra de cada uno. Si permanece la obra de alguien que ha edificado sobre el fundamento, recibirá recompensa. Si la obra de alguien es consumida por el fuego, sufrirá pérdida; sin embargo, él será salvo, aunque así como a través del fuego.”
Tu vida es como un edificio, necesita de muy buenos cimientos para ser grande y permanecer en pie frente a los vientos, las cargas y demás condiciones que lo afecten. Un edificio puede tener muy buenos materiales de revestimiento y ser agradable a la vista, pero lo importante no está allí, lo que determina la calidad del edificio es el tipo y calidad de la estructura e instalaciones interiores. Tú debes ver en qué está cimentada tu vida y con qué tipo de materiales la estás sobreedificando. Pregúntate ¿Está mi vida hoy más fuerte que ayer? De nada te sirve mantener una apariencia de cristiano, ir a