domingo, marzo 28, 2021

ESCUCHAR ATENTAMENTE.

Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan. Lucas 11:28. 

Escuchar atentamente la Palabra de Dios es fundamental para todo creyente y la Biblia nos recuerda que la fe viene como resultado de escuchar, así como lo dice Romanos 10:17 “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios”. Sin embargo, entre escuchar y hacer hay una diferencia importante. Seremos cristianos verdaderos en la medida  que guardemos y llevemos a la práctica lo que una vez escuchamos, así como lo advirtió Jesús en Lucas 8:21 “El entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la Palabra de Dios, y la hacen”. Quien es verdaderamente de Dios debe saber que solo los que escuchan y obedecen la Palabra de Dios pueden ser considerados sus hermanos, ya que escuchar sin obedecer no es suficiente. Jesús siempre busca la manera de que todos entendamos su mensaje, así que explica este tema a través de la parábola de los dos cimientos en donde nos dice en  Mateo 7:24 “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca”, edificar una casa con un buen fundamento corresponde a un discípulo atento a las instrucciones que ofrece la Palabra de Dios, y las lleva a la práctica. Siendo obediente a los mandatos de Dios podemos resistir las tormentas de la vida, pero al igual que una casa de naipes se destruye por el viento, será la construcción de quien no guarda la Palabra de Dios, pues su vida no tendrá la suficiente solidez para hacer frente a las tempestades, así como lo dice Jesús en Mateo 7:26-27 “Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.”
Es nuestra responsabilidad velar sobre dónde estamos edificando nuestra fe. Sí de verdad queremos crecer en ella debemos llevar a la práctica en obediencia los estatutos de Dios. 
Dios te Bendiga.