martes, junio 17, 2008

Reflejando la Gloria de Dios

Salmos 127:1
“Si el Señor no edifica la casa, de nada sirve que trabajen los constructores. Si el Señor no protege la ciudad, de nada sirve que vigilen los guardias.”.

La familia es el diseño Divino para el ser humano y Él se encarga de edificarla. Es imprescindible que el Señor Jesús esté primero en tu hogar; de lo contrario, cualquier intento por restaurarlo o tratar de mantenerlo será en vano. Quizás estés pasando por problemas familiares y tal vez intentaste de todo; pero lo primero que debes hacer es hacer a Jesús Señor de tu familia. Si le das lugar, Él comenzará a ordenar esos ladrillos que con el tiempo se cayeron. satanás puede haber traído división, amarguras, problemas, soledad, incomprensiones, peleas; pero es tiempo de cerrarle la puerta y comenzar a reedificar. Se puede, con Dios todo se puede. Con Él hay esperanza. No mires a la persona que tienes al lado y digas: “¡este no cambia jamás!” ¡No! todo cambia en las manos de Dios. Comienza a usar las armas que Él te dio. Toma autoridad sobre todo espíritu de división, bendice a las personas con las que vives y obra en amor. Si quieres una casa edificada por Dios debes seguir sus instrucciones; muchas pueden no gustarte – porque a nadie le gusta mucho rendir su voluntad y sus propias ideas – pero no es cuestión de hacer nuestra voluntad sino la de Dios. Obedecer a la Palabra es la clave para la bendición. Tu familia, tu hogar cambiará, será restaurado, y aquellos que están recién comenzando en la tarea de edificarlo, tomen el consejo de mantener siempre a Dios primero y se librarán de muchos males y dolores. Cuando Dios gobierna hay amor, hay respeto, hay libertad, hay unidad, hay prosperidad. Determínate a glorificar a Dios con tu vida. El mundo verá algo diferente y se acercará a ver qué es eso distinto que hay en tu hogar. Es el amor de Dios. Tu familia será el reflejo de la gloria de Dios.
“Padre celestial, gracias por mi familia. Ayúdame a establecer Tus Principios para que esté edificada sobre una base firme y no caiga. Sé que cuando Tú estás, ningún viento contrario nos podrá derribar. Gracias. En el Nombre Poderoso de Jesús, Amén”.