domingo, febrero 03, 2008

Perpetuando la bendición



Deuteronomio 6:5-7:
“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y
con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos.
Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes”.
Todos queremos tener un hogar bendecido. Todos queremos lo mejor para nuestros hijos. Todos queremos que a ellos les vaya mejor que a nosotros. Pero esto no es algo que sucede por casualidad. Esto sucede cuando seguimos el consejo de Dios y trabajamos cada día en ello. Dios debe ser el primero en nuestro hogar y nuestro amor hacia Él debe manifestarse en las actitudes que tenemos con nuestra familia. No podemos decir que amamos a Dios y despreciar y maltratar a nuestros seres queridos. Lo que recibimos de Dios lo debemos dar primeramente en nuestro hogar. Por eso la Palabra de Dios nos dice que debemos amar a Dios con todo nuestro corazón, con todo nuestro ser y eso transmitirlo. Transmite la bendición en todo momento. Toma tiempo con tu familia para hablar de la Palabra de Dios. Cuando tengas que tomar una decisión o darle un consejo a tus hijos, hazlo basado en lo que dice la Palabra de Dios. Tú perpetuarás las bendiciones por generaciones si así lo haces. Proverbios 22:6 dice que debes instruir a los niños en el camino de Dios para que cuando sean grandes no se aparten de él. Estos niños a su vez instruirán a sus propios hijos y así continuará la bendición. ¿Y cómo instruirlos? Con Palabras y con ejemplo. Vive lo que predicas. Ten apertura para que tus hijos se acerquen a ti, escúchalos y enséñales lo correcto. Si descuidas esta área por todo el trabajo que tienes y los afanes de la vida, el diablo se encargará de que haya alguien que los instruya pero en la dirección equivocada. Valora lo que Dios te ha dado y establece las prioridades correctas. ¡Tu casa será un canal para que fluya el río de las bendiciones de Dios por generaciones! “Padre celestial, en Tu inmenso amor me enseñas cómo vivir en tus bendiciones y cómo impartirlas a mi familia. Con Tu ayuda seremos luz y llevaremos esa luz a otras familias que están en necesidad. Gracias, En el Nombre Poderoso de Jesús, Amén”.