viernes, agosto 08, 2008

Dios es mi Pastor

El Señor es mi pastor; nada me faltará.
Salmo 23:1.

Volvió, pues, Jesús a decirles:… Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.
Juan 10:7 y 11.

En la llanura de la Bekaa, en el Líbano, hay numerosos rebaños de ovejas. Al final del día cada pastor lleva su rebaño a un recinto seguro. Además, el pastor acostumbra dormir cerca de sus animales. De esa manera él conoce sus ovejas y ellas lo conocen. Está tan cerca de ellas que puede sentir y experimentar lo que ellas viven. Ninguna anomalía escapa a su atención. La autoridad que tiene sobre las ovejas se funda en su constante presencia y sus cuidados. Respecto a Dios, a menudo la Biblia emplea la imagen del pastor. El pueblo de Israel, un pueblo de pastores, debió ser muy sensible a ello. Esta imagen subraya la presencia activa del Señor Jesucristo en medio de su pueblo. Recordemos que su nombre Emanuel significa “Dios con nosotros” y que él hizo esta promesa a los suyos: “Estoy con vosotros todos los días” (Mateo 1:23; 28:20). Sí, él está siempre cerca de nosotros. En hebreo, tres palabras designan al pastor con tres características: proteger, vigilar y prever. Asimismo, el Señor Jesús es primeramente el Buen Pastor que da su vida por sus ovejas (Juan 10:11). Luego vigila a sus redimidos para librarlos del mal exterior e interior. “Nadie las arrebatará de mi mano” (Juan 10:28). Por último, el Señor Jesús promete que los suyos tendrán vida “en abundancia” (Juan 10:10). ¿Conocemos semejante vida que halla su fuente en el amor del Señor y que espontáneamente se pone al servicio del prójimo?