"Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras."
1 Pedro 2:9, 11-12 RVR1960
Cuando obedecemos lo que Dios dice en la Biblia, Él dirige nuestro camino en todos los demás asuntos.
Muchos cristianos quieren descubrir el plan de Dios para su vida pero a menudo pasan por alto el único lugar donde se revela: la Biblia. El objetivo de Dios para cada uno de nosotros es que lo glorifiquemos, y para lograrlo utiliza tanto a su Espíritu como su Palabra.
Hay tres maneras, entre muchas otras, de glorificar a Dios.
Con nuestro comportamiento. La vida recta contrasta con el estilo de vida del mundo que nos rodea. La piedad brilla como una luz que dirige a otros a Cristo y glorifica al Padre.
Con nuestro carácter. El propósito de Dios es conformarnos a la imagen de su Hijo. A medida que el fruto del Espíritu se produce en nosotros, mostramos la semejanza de Cristo en nuestras actitudes y respuestas a las personas y situaciones.
Con nuestra obediencia. La Biblia revela lo que Dios ha ordenado, y cómo quiere Él que vivamos. Cuando hacemos lo que Él dice, lo glorificamos.
Por lo general, nos centramos en identificar el plan de Dios para nuestra vida con respecto a las circunstancias, las relaciones con otras personas, así como otros asuntos prácticos. Pero la prioridad del Señor es nuestro desarrollo espiritual. Cuando obedecemos lo que su Palabra indica que es su voluntad, Él dirige nuestro camino en todos los demás asuntos.
Dios te bendiga.