sábado, mayo 08, 2021

HONRANDO A DIOS A TRAVÉS DE TU TRABAJO.

A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan.  2 Tesalonicenses 3:12
La sociedad  en la que vivimos se caracteriza por ser exigente  y competitiva, donde pareciera que lo normal es considerar el trabajo como un medio para ganar dinero y así sobrevivir. Convirtiéndolo en lo más importante en la vida hasta llegar a descuidar otros ámbitos como lo es la familia e incluso la salud. Es necesario considerar que es Dios quien instituyo el trabajo; si podemos entender esta verdad bíblica nuestra actitud y modo de pensar referente a toda labor cambiaría por completo. 
Trabajar es un mandato que Dios nos ha inculcado con su ejemplo desde el principio, cuando creo los cielos, la tierra y todo lo que en ella existe, incluyéndonos a nosotros mismos al hacernos a su imagen y semejanza. Lo que nos demuestra que a Dios le gusta trabajar y crear, por lo que el trabajo no puede hacerse por obligación o imposición, sino que por el contrario debemos  considerarlo un acto de adoración a Dios. Pablo aconseja en Colosenses 3:23-24 “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.” A través de este texto, la Biblia nos revela que sin importar la labor que tengamos que realizar, siempre debemos hacerlo con la mayor disposición y todo el esfuerzo de nuestra parte para hacer una tarea excelente, de tal manera que podamos glorificar a nuestro creador con la labor que nos corresponda llevar a cabo. Nuestra actitud hacia el trabajo es muy importante, con ella podemos ser bendecidos o por el contrario tener que lidiar con una vida frustrada al tener que trabajar sin ánimo o sin la mínima pasión por lo que hacemos. 
Hay quienes creen que lo importante es cuánto dinero se gana, esa manera de pensar y el deseo de ganar dinero rápido ha hecho que algunas personas participen en negocios fraudulentos y hasta llegan a involucrarse en actividades ilegales. Dios condena el trabajo que no es honrado y nos invita a guardarnos santos en todos los aspectos de nuestra vida, tal como se lee en 1 Pedro 3:16-17 “Teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo. Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal.” Si bien el trabajo nos suministra los recursos para sostenernos materialmente ya sea individual o a nivel familiar quien se niega a hacerlo no puede llamarse “hijo de Dios” en 1 Timoteo 5:8, dice: “Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.” Hacer una labor demuestra un nivel de compromiso no solo con nosotros mismos, sino también con los que nos rodean y con Dios, por lo que negarse a trabajar teniendo la posibilidad de hacerlo es una desobediencia directa al mandato de Dios. Esfuérzate por ser buen trabajador, incluso si la tarea que realizas nos es del todo de tu agrado, trabaja más fervientemente y así te sentirás satisfecho mientras agradas a Dios con tu esfuerzo o busca con la ayuda de Dios la manera de desempeñar un trabajo que realmente te apasione, o de emprender en lo que te guste.
Dios te Bendiga.