El Reino de Dios y los Hombres del Reino
¿Qué
es el Reino de Dios?
En el corazón de este
tema está la idea del reino mesiánico de Dios. Un reino que será gobernado por
el Mesías escogido de Dios, quien no será solo el Redentor de su pueblo, sino también
su Rey. Así que cuando Juan habla de la proximidad radical de este avance, la
intrusión del reino de Dios, está hablando del reino del Mesías.
Al final de la vida de
Jesús, justo cuando estaba a punto de partir de este mundo, sus discípulos
tuvieron la oportunidad de hacerle una última pregunta. Ellos le preguntaron:
“Señor, ¿restaurarás en este tiempo el reino a Israel?” (Hch. 1:6b).
Él les dio una
respuesta paciente y gentil. Él dijo: “No les corresponde a ustedes saber los
tiempos ni las épocas que el Padre ha fijado con Su propia autoridad; pero
recibirán poder cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes; y serán Mis
testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la
tierra” (Hch. 1:7-8). ¿Qué quiso
decir? ¿A dónde quería llegar?
Cuando Jesús le dijo a
Pilato: “Mi reino no es de este mundo”, ¿estaba indicando que su reino era algo
espiritual que toma lugar en nuestros corazones, o estaba hablando de algo más?
Todo el Antiguo Testamento llama la atención no a un reino que simplemente toma
lugar en los corazones de las personas, sino a un reino que se abriría paso en
este mundo, un reino gobernado por el Mesías escogido por Dios. Por esta razón,
durante su ministerio en la tierra, Jesús dijo cosas como: “Pero si Yo por el
dedo de Dios echo fuera los demonios, entonces el reino de Dios ha llegado a
ustedes” (Lc. 11:20). ¿Cómo podría
el reino haber llegado a la gente, o estar cerca de ellos? El reino de Dios
estaba cerca de ellos porque el Rey del reino estaba allí. Cuando Él vino,
Jesús inauguró el reino de Dios. Él no lo consumó, pero sí lo empezó. Y cuando
ascendió al cielo, fue allí para su coronación, para su investidura como Rey de
reyes y Señor de señores.
Así que la realeza de
Jesús no es algo que permanezca en el futuro. Cristo es Rey en este preciso
minuto. Él está en el puesto de la más grande autoridad cósmica. Toda la
autoridad en el cielo y en la tierra ha sido dada al ungido Hijo de Dios (Mt. 28:18).
Génesis
2:7-17 RV1960
Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de
la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser
viviente. 8 Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al
hombre que había formado. 9 Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol
delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del
huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal. 10 Y salía de Edén un río
para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos. 11 El nombre del
uno era Pisón; éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro; 12
y el oro de aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice. 13 El
nombre del segundo río es Gihón; éste es el que rodea toda la tierra de Cus. 14
Y el nombre del tercer río es Hidekel; éste es el que va al oriente de Asiria.
Y el cuarto río es el Eufrates. 15 Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso
en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. 16 Y mandó Jehová Dios
al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; 17 más del árbol de
la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres,
ciertamente morirás.
Un hombre del reino puede definirse como un hombre que demuestra visiblemente el gobierno integral de Dios bajo el señorío de Jesucristo en cada área de su vida. La esencia de un hombre del reino se centra en la alineación y la sumisión. Dios nunca esperó que un hombre actuara independientemente de él. Desde el principio, Él creó al hombre para que le rinda cuentas. Por ejemplo, mira la creación de Adán. Dios creó a Adán, creó un jardín específicamente para Adán y lo colocó en él. Le dio a Adán un trabajo, un propósito y un destino que cumplir. Finalmente, Dios le dio a Adán instrucciones para vivir. Adán fue creado para operar bajo la autoridad divina de Dios. No fue creado para vivir de manera autónoma, sino que fue creado para seguir la dirección del Señor. Dios creó una cadena de mando, y Adán debía estar alineado adecuadamente con Él.
Cuando un automóvil está
desalineado, hay signos visibles: desgaste de los neumáticos, conducción
irregular, etc. Puedes rotar los neumáticos o manipular los amortiguadores,
pero eso no solucionará el problema de tu automóvil. Lo mismo es cierto de los
hombres. Cuando los hombres no están alineados adecuadamente con Dios, hay un
desgaste visible en nuestras familias, iglesias y comunidades. Regresar al
lugar de alineación correcto será lo único que solucionará estos
problemas.
Creado para gobernar
Génesis
1:26-28 RV1960
Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra
imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las
aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se
arrastra sobre la tierra. 27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de
Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28 Y los bendijo Dios, y les dijo:
Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los
peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven
sobre la tierra.
Hombres, ustedes fueron creados para rugir. Fueron creados para gobernar. Cuando Dios creó al hombre, entregó la gestión diaria al hombre. Hasta este punto, Dios hizo todo el trabajo. Él habló todo a la existencia, y puso todo en su lugar. Pero cuando creó al hombre al sexto día, declaró: "Que gobiernen". Ahora gobernar no significa dominar. En cambio, es gobernar desde la perspectiva de administrar. Le dio al hombre autoridad administrativa para cultivar el jardín y mantenerlo. En otras palabras, debemos maximizar el potencial de todo en nuestro mundo para el reino de Dios, y también debemos proteger todo en nuestro mundo. Dios nos ha dado autoridad para hacerlo en Su nombre.
Hombres, Dios nos ha dado autoridad
para gobernar en Su nombre. Se supone que debemos gobernar sobre la creación de
Dios, pero debemos hacerlo a la manera de Dios porque Él todavía es el dueño.
Esto es lo que significa ser gerente. A pesar de que Dios nos ha dado
autoridad, debemos recordar que aún le rendimos cuentas a Él.
Creados para la grandeza
Génesis
12:1-2 RV1960
Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. 2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
En el versículo 1, Dios llama a Abram a obedecer Su palabra y someterse a Su autoridad. En el versículo 2, Dios promete grandeza vinculada a la obediencia en el versículo 1. En otras palabras, Abram solo experimentaría la grandeza en el versículo 2 si obedecía el mandato en el versículo 1. Verás, la sumisión y la grandeza están vinculadas. Además de eso, hay un método para ser grandioso. Demasiados hombres quieren ser grandiosos, pero no quieren usar el método de Dios para llegar allí. Quieren llegar promocionándose a sí mismos, utilizando el poder y la intimidación. En la economía de Dios, la grandeza viene a través del servicio, no de la dominación. La grandeza mundana ocurre cuando tratamos de elevarnos. La verdadera grandeza ocurre cuando el bienestar de otras personas es el punto focal. En el Reino de Dios, Él busca hombres que sirvan bajo Su gobierno para Sus propósitos. Y cuando Dios encuentra siervos, los eleva, los promueve y los hace grandiosos.
Deja de intentar elevarte. Si
quieres ser grandioso, sométete al gobierno de Dios y comienza a servir. Si
haces eso, descubrirás esta verdad: cuanto mayor sea el sirviente, mayor será
la persona.
Deja de sacar excusas
Génesis
3:1-9 RV1960
Pero la serpiente era astuta, más que todos los
animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer:
¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? 2 Y la mujer
respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; 3
pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de
él, ni le tocaréis, para que no muráis. 4 Entonces la serpiente dijo a la
mujer: No moriréis; 5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán
abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. 6 Y vio
la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y
árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio
también a su marido, el cual comió así como ella. 7 Entonces fueron abiertos
los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas
de higuera, y se hicieron delantales. 8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se
paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de
la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. 9 Mas Jehová Dios
llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?
Cuando Adán y Eva pecaron, Dios vino a buscar a Adán y le dijo: "¿Dónde estás?" No preguntó: "Adán y Eva, ¿dónde están?" La razón es porque Dios responsabiliza a los hombres. Si quieres gobernar, y si quieres ser grandioso, entonces debes entender que eres responsable de todo bajo tu esfera de influencia. Esto significa que no puedes señalar con el dedo. No puedes culpar a otros. No puedes seguir sacando excusas.
En este momento, algunos de ustedes, hombres, pueden estar desanimados. Es
posible que ya te hayas equivocado. Tal vez cometiste errores con tu esposa,
tus hijos, tu carrera o con tus finanzas. No es el final, no te rindas. Para de
sacar excusas. Aprovecha al máximo tu posición en este momento y permite que
Dios se encargue del resto.
Comunidad Crristiana de Fe y Amor
Cartagena, 7 de noviembre de 2020