domingo, julio 13, 2008

¡Algo Grande Viene!

Mateo 14: 15-21
Cuando ya empezaba a atardecer, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: Este es un lugar solitario, y se está haciendo tarde. Dile a la gente que se vaya a los pueblos y compre su comida. 16 Jesús les contestó: No tienen que irse. Denles ustedes de comer. 17 Los discípulos respondieron: Pero no tenemos más que cinco panes y dos pescados. 18 Jesús les dijo: Tráiganlos aquí. 19 Luego de ordenar que la gente se sentara sobre la hierba, Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, miró al cielo y dio gracias a Dios. Después partió los panes y se los dio a los discípulos, para que ellos los repartieran a la gente. 20 Todos comieron hasta quedar satisfechos. Y cuando los discípulos recogieron los pedazos que sobraron, llenaron doce canastas. 21 Los que comieron fueron como cinco mil hombres, además de las mujeres y los niños”.

Lo que tú tienes hoy es más que suficiente para provocar un incremento poderosísimo en tu vida. Un incremento en la salud, en el amor, en las finanzas. Lo que tú tienes hoy es una puerta para una oportunidad divina. Muchas veces nos quejamos porque no tenemos lo que queremos o no vivimos como queremos. Situaciones nos fastidian y los reproches están en nuestras bocas. Tenemos hoy que darnos cuenta que son este tipo de actitudes las que nos mantienen en esa condición. Permite que se revele en tu vida lo que has leído en el pasaje anterior. Fíjate, Jesús estaba ante una multitud, ante una gran demanda de provisión y le llevaron ¡cinco panes y dos peces! ¿Qué hubieras dicho tú en esta situación? Jesús recibió los cinco panes y los dos peces, ¡y dio gracias al Padre por ello! ¿Qué ocurrió después? ¡La gran multiplicación! Quejarte, murmurar (un comentario con queja en medio del problema) no mejorará nunca tu situación; la queja, la murmuración trae confusión a tu vida y pérdida. Un corazón desagradecido y quejumbroso pierde lo que tiene. Léelo y repítelo varias veces. Por eso no tienes más ni recibes más. Te vives quejando de la situación, vives mostrándole la necesidad a todo el mundo para que te den, esa es una estrategia diabólica. Dale gracias a Dios siempre por lo que tienes porque sabes que sabes que viene más, porque en Dios siempre hay más. Déjate ya de quejarte y de andar murmurando que a ti nadie te ayuda. Dale gracias a Dios por lo que tienes, en lugar de quejarte por lo que no tienes. Por así experimentará la multiplicación en todas las aéreas de tu vida. Sé agradecido por lo que Dios te ha dado y no te andes fijando lo que otro tiene o no tiene. No envidies a los que están por encima de ti, aprende de ellos, mira que ellos han sembrado más por lo tanto tienen más. Imítalos a ellos y tendrás igual o más que ellos. No envidies, porque cuando envidias estás diciéndole a Dios que hace acepción de personas, pero cuando te gozas con la bendición y la multiplicación de otros, le estás diciendo a Dios que al igual que lo hizo con esa persona también lo hará contigo. El que se compara con otro, puede tener una actitud de desagradecimiento. ¿Quieres llegar donde otros llegaron y tener lo que otros tienen? Puedes aprender los principios que aplicaron otros para llegar, pero no ambicionar ni envidiar su lugar. Hay algo que Dios planeo para ti en particular. Si eres agradecido en lo poco, Dios te dará más. Valora lo que tienes, y vendrá más. El ser agradecido hará que tenga la gracia y el favor de Dios en tu vida. La Biblia dice en Santiago 4:6: “Mas Él da mayor gracia. Por esto Él dice: Dios resiste a los soberbios, y da la gracia a los humildes”. La humildad y la gratitud van de la mano. La gratitud hará que la presencia de Dios se manifieste en su vida. ¡Algo grande viene! 1 Tesalonicenses 5:18 dice: “Den gracias a Dios en cualquier circunstancia. Esto es lo que Dios espera de ustedes como cristianos que son”. Que tus circunstancias no determinen tu actitud de agradecimiento.

“Padre celestial, todo lo bueno que tengo lo he recibido de Ti y gracias porque en Ti tengo más que suficiente en todas las cosas, se que un gran incremento viene a mi vida. En el Nombre Poderoso de Jesús, Amén”.

ARMONIZANDO CON EL PROPÓSITO DE DIOS

2 Timoteo 4:7,8
“He peleado la buena batalla, he llegado al término de la carrera, me he mantenido fiel. 8 Ahora me espera la corona merecida que el Señor, el Juez justo, me dará en aquel día. Y no me la dará solamente a mí, sino también a todos los que con amor esperan su venida gloriosa.”.


La Palabra de Dios tiene promesas de bendición para tu vida, para tu familia, para tu economía, etc. Cada vez que recibimos una Palabra debemos saber que Dios tiene un propósito con ella y nosotros debemos unirnos a ese propósito con fe, y desarrollar nuestra capacidad profética. Es de esta manera en que tu vida se ordena, tu familia se ordena y tu economía se ordena, y es cuando te colocas en armonía con el Padre. La Palabra trae el potencial del éxito, pero eres tú el que debes armonizar con ella. ¿Cómo? Haciendo un control de tu vida a la luz de la Palabra y realizando los ajustes necesarios. Cada vez que lo haces tienes la garantía de que verás la gloria de Dios. El apóstol Pablo fue un hombre exitoso y si en algo se caracterizó fue en que colocó su vida en armonía con la Palabra de Dios. Enfrentó dificultades pero su éxito radicó en su habilidad de superarlas. ¿Estás preparado para ser un vencedor de adversidades? Nota tres poderosos secretos en la vida del apóstol Pablo: #1. He peleado la buena batalla; #2. He terminado la carrera; y #3. Me he mantenido fiel, en otras palabras, he guardado la fe ¡Tres secretos para un éxito contundente! No siempre las cosas resultan sencillas pero sobre cualquier situación hay victoria. Enfoca tu vida en el propósito de Dios y ponle fuerza y fe. Si hay trabas hay que superarlas, tú tienes la marca del Espíritu Santo en tu vida, una marca que no se puede borrar, tú tienes un llamado para alcanzar la excelencia. No permitas que nada ni nadie te saque el sentido del propósito de tu vida. Descubre lo que Dios tiene para ti y dirígete a ello. A veces queremos algo y no se da pero lo que realmente tenemos que buscar es la visión de Dios. Recibe la Palabra, medítala, créela, decrétala y camina sobre ella, y ella te guiará. Dios tiene algo glorioso para tu vida, olvida lo que queda atrás para poder llegar a lo que el Padre ya te preparó y destinó para ti. Armoniza tu vida con la Palabra. Ella dice que tú ya eres bendito, que tú ya eres próspero y que eres una bendición. No pienses ni diga nada contrario a esto. Lucha por lo mejor. tu vida reflejará la gloria de Dios ¡Aleluya!

“Padre celestial, no faltará el bien en mi casa, mi familia está bendecida, mi economía está bendecida. Voy corriendo en tu propósito, haciendo tu voluntad y extendiendo tu bendición. En el Nombre Poderoso de Jesús, Amén”.