Actitud de los discípulos de Jesús:
–En el momento de su arresto y de su muerte: Todos le dejaron y se fueron. Pedro lo negó (Mateo 26:56, 70-74).
–Cuando las mujeres que regresaron de la tumba vacía anunciaron su resurrección: Estaban escépticos, tristes (Lucas 24:11, 17) y temerosos (Juan 20:19).
–Cuando Jesús apareció vivo a algunos de ellos: Unos permanecieron incrédulos y otros dudaron (Mateo 28:17).
No obstante, el domingo de Pentecostés los discípulos fueron llenos del Espíritu Santo. ¡Qué contraste! Proclamaron valientemente a las multitudes y a los jefes religiosos el mensaje del Evangelio. Como resultado miles de personas fueron añadidas a la Iglesia de Jesucristo (Hechos 2:41; 4:4). Y ellas también proclamaron este Evangelio de la salvación.
¿Qué les daba esta valentía, esta fuerza para que pudiesen soportar arrestos, la cárcel, los golpes e incluso sacrificar sus vidas? ¿Qué fue lo que transformó la vida de un fariseo perseguidor de los cristianos, Saulo de Tarso, en el apóstol Pablo, ferviente cristiano? ¡Era la seguridad de que Jesucristo había triunfado sobre la muerte, que había resucitado!
Esta victoria aporta la salvación, la paz en el corazón, la fuerza y la extraordinaria esperanza de la resurrección del cuerpo, más allá de la vida terrenal, a todos los que han puesto su fe en la obra de la cruz. El día de la resurrección del Señor, cada domingo, veinte siglos después, los cristianos aún recuerdan esa «buena noticia». Tomado de www.LaBuenaSemilla.net
–En el momento de su arresto y de su muerte: Todos le dejaron y se fueron. Pedro lo negó (Mateo 26:56, 70-74).
–Cuando las mujeres que regresaron de la tumba vacía anunciaron su resurrección: Estaban escépticos, tristes (Lucas 24:11, 17) y temerosos (Juan 20:19).
–Cuando Jesús apareció vivo a algunos de ellos: Unos permanecieron incrédulos y otros dudaron (Mateo 28:17).
No obstante, el domingo de Pentecostés los discípulos fueron llenos del Espíritu Santo. ¡Qué contraste! Proclamaron valientemente a las multitudes y a los jefes religiosos el mensaje del Evangelio. Como resultado miles de personas fueron añadidas a la Iglesia de Jesucristo (Hechos 2:41; 4:4). Y ellas también proclamaron este Evangelio de la salvación.
¿Qué les daba esta valentía, esta fuerza para que pudiesen soportar arrestos, la cárcel, los golpes e incluso sacrificar sus vidas? ¿Qué fue lo que transformó la vida de un fariseo perseguidor de los cristianos, Saulo de Tarso, en el apóstol Pablo, ferviente cristiano? ¡Era la seguridad de que Jesucristo había triunfado sobre la muerte, que había resucitado!
Esta victoria aporta la salvación, la paz en el corazón, la fuerza y la extraordinaria esperanza de la resurrección del cuerpo, más allá de la vida terrenal, a todos los que han puesto su fe en la obra de la cruz. El día de la resurrección del Señor, cada domingo, veinte siglos después, los cristianos aún recuerdan esa «buena noticia». Tomado de www.LaBuenaSemilla.net